Según el último informe de Tax Justice, el país centroamericano está entre los 92 territorios en el mundo que facilitan la constitución de inversiones offshore sin pedir mayor información.

Debido al énfasis otorgado a personajes conocidos a nivel internacional, la difusión mediática de los ‘documentos de Panamá’ apenas raspó la superficie de una actividad facilitada por la desregulación y liberalización de las finanzas a nivel global. Se trata del negocio de los ‘paraísos fiscales’, territorios ‘ultramarinos’ (offshore) en los cuales los capitales enviados por personas y empresas extranjeras reciben un tratamiento preferencial que suele rebasar el tradicional sigilo bancario. Los refugios fiscales están ubicados en los cinco continentes Debido a las insuficiencias de las instituciones para la gobernanza financiera internacional, todavía no existe una definición estándar de lo que constituye un ‘paraíso fiscal’.

Por ello, frecuentemente, el término es asociado con pequeñas islas caribeñas donde personajes ‘fuera de la ley’ ocultan sus dineros mal habidos de manera informal. Tal concepción, empero, no es precisa. Además de que los paraísos fiscales están ubicados también en islas y ciudades de los países desarrollados, aquellos tienen instituciones para la constitución legal de compañías. Por ello, sus clientes abarcan a las empresas que son parte de los circuitos económicos formales en sus países de origen. En 2011, por ejemplo, el periódico inglés The Guardian publicó una investigación sobre 100 grandes empresas británicas.

Allí se señalaba que las transnacionales tenían 8.554 subsidiarias localizadas en jurisdicciones clasificadas como paraísos fiscales. Entre aquellas domiciliadas en Jersey -una dependencia de la Corona británica ubicada en el canal de la Mancha- se encontraban The British Land Company, Lloyds, Barclays, HSBC, entre otras. Años después, en la lista negra publicada por la Unión Europea en 2015, se registraron 30 paraísos fiscales no europeos que no cooperan con la difusión de información sobre las inversiones de sus clientes. Pero una imagen diferente surge cuando se consideran los datos de una manera más global.

Según la información de Independecy Project, Centroamérica y el Caribe contienen 19 paraísos fiscales internacionales, Europa tiene 12, Oceanía 11, Asia 8, África 5, el Oriente Medio 3 y Sudamérica 1. A nivel mundial, los territorios que albergan a los paraísos fiscales pueden tener el estatus de países, dígase Estados Unidos, Reino Unido o Suiza. A su vez pueden ser ciudades o distritos especiales adscritos a una jurisdicción mayor. En este último caso, se encuentra Labuan, una isla administrada por el Ministerio de Territorios Federales de Malasia en la cual existe una ‘zona económica especial’ establecida como centro internacional de finanzas desde 1990.

El quid del negocio consiste en recibir y enviar capitales Para monitorear las sutilezas de la economía paralela generada por los paraísos fiscales, Tax Justice Network creó el Índice de Secretismo Financiero” (ISF). Se trata de una medida que valora la información pública disponible sobre 15 variables relacionadas con factores como beneficiarios de los depósitos e instrumentos financieros, regulaciones básicas para transparencia empresarial, eficiencia en el control tributario y cooperación internacional. Mediante ese índice, pueden efectuarse distinciones que permiten apreciar que, para efectos de la evasión y elusión fiscal, el meollo del negocio offshore consiste en la exportación de servicios financieros desde los países desarrollados. Incluso cuando son ‘pequeños’ los paraísos fiscales están conectados a otros territorios mayores. Se conforman así redes financieras donde los mayores beneficiarios no son las personas y lugares visibles.