El campamento minero de Río Blanco, ubicado entre las parroquias cuencanas de Molleturo y Chaucha, está resguardado por 200 policías y 100 militares. Ellos monitorean que no se repitan más enfrentamientos como el ocurrido la noche del martes 8 de mayo del 2018.

El Telégrafo

Un grupo de comuneros y antimineros intentó tomarse el campamento. La protesta fue por supuestos incumplimientos en seguridad, cuidado ambiental y contratación laboral por parte de Ecuagoldmining, dijo el dirigente de los manifestantes, Andrés Durazno.

Esta empresa china tiene la concesión de Río Blanco. Por los enfrentamientos y los daños en el campamento hay cuatro detenidos. Hubo un policía herido y maquinaria y estructuras afectadas, aseguró el gobernador de Azuay, Xavier Enderica. Según él, los manifestantes lanzaron bombas molotov, que incendiaron el área de las habitaciones de los obreros y la enfermería.

Vehículos como una volqueta, una retroexcavadora y una motocicleta, “que no pertenecen a la minera, sino a personas de la zona que brindan sus servicios al proyecto”, también fueron afectadas. Este miércoles, 9 de mayo del 2018, la primera puerta de acceso a Río Blanco estuvo resguardada por militares y policías, quienes impedían el paso.

En el sector ya no hubo protestantes ni tampoco a lo largo de la vía que une la mina con el poblado de Yumate. En el trayecto hay tres tramos que tienen zanjas y rocas que dificultan el tránsito. El Ministerio de Minería denunció que esas afectaciones fueron realizadas por los manifestantes.

También, existen daños en la otra vía de acceso desde el poblado de Migüir. Hoy (jueves) empezará la recuperación de ambas carreteras por parte de la Prefectura de Azuay. De acuerdo con información de la minera Ecuagoldmining, las actividades seguirán suspendidas hasta contar con las garantías para sus trabajadores.

Ellos dejaron de laborar en la mina desde la tarde del domingo anterior (6 de mayo), por la presencia de los grupos antimineros.