El pasado 15 de noviembre, un submarino argentino desapareció en el Atlántico Sur con 44 tripulantes a bordo. Dos semanas después, la Armada de ese país informó que el rescate de víctimas se suspendía, pues ya no había la posibilidad de encontrarlos con vida. Se sumaron a ello diversas protestas de familiares de los marinistas aún con apoyo internacional para la búsqueda.

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