En la estación Iñaquito del Metro de Quito ya es posible observar los rieles sobre los que circularán los trenes que transportarán a cerca de 400 000 pasajeros diarios, desde diciembre del próximo año.

Agencia de noticias Quito

Hasta el momento están montados 4,5 kilómetros de rieles, en varios tramos de los 22,6 kilómetros con los que contará el Metro. Son las 09:45 del miércoles 1 de agosto.

Un grupo de 10 trabajadores vierte hormigón armado en un tramo del carril sur-norte del túnel del Metro en la estación Iñaquito, en el norte.

Una vez que se rellena el espacio que hace falta para nivelar la boca del túnel, a la altura de la plataforma de vía, los obreros retiran el sobrante. En 24 horas la mezcla se secará y será posible continuar con la colocación del acero que conforma cada riel.

José Luis Guijarro, gerente de Obra Civil del Consorcio Línea 1 del Metro, señala que la colocación del riel debe ser precisa. Ese es el trabajo más complicado de esa fase de construcción.

“Cualquier desnivel o elemento mal colocado se convierte en un salto del tren y eso le resta comodidad al pasajero en el viaje. Sería como conducir por una calle llena de baches”, comenta.

El diámetro del túnel del Metro mide 9,8 metros. Para colocar la plataforma de vía es necesario rellenar cerca de una tercera parte de ese diámetro para nivelarlo con los andenes, desde donde los usuarios tomarán los trenes. El hormigón armado, explica Guijarro, es necesario en la construcción del Metro en Quito por el nivel de riesgo sísmico que tiene la capital.

El funcionario asegura que para noviembre de este año ya sería posible tener un tramo completo de rieles entre El Labrador y Jipijapa. “Actualmente hay intervalos en los que no hay vía, porque se construyen los pozos de bombeo y para las salidas de emergencia”.