Ban se pronunció así en un debate preparatorio de la cumbre sobre drogas que celebrará el próximo mes de abril la Asamblea General de la ONU, en la que el diplomático coreano quiere que se discutan todo tipo de medidas.
«Estas incluyen alternativas a la prisión o al castigo por los delitos menores apropiados, más acceso a medicinas controladas para reducir el dolor y el sufrimiento, y la promoción de sustentos alternativos para agricultores vulnerables y sus familias», dijo.
Ban hizo hincapié en que todas las políticas sobre drogas deben tener en cuenta en primer lugar los derechos humanos, especialmente los de las personas más vulnerables y sus comunidades.
«En todo el mundo, las drogas ilícitas promueven la violencia, impiden el desarrollo sostenible, ponen en peligro a comunidades y dañan la salud de la gente», recordó.
El jefe de la ONU destacó que se trata de un «problema global», que además está «interconectado con la corrupción, el terrorismo y los flujos ilícitos de dinero».
«Aquellos que trafican con drogas ilegales también pueden estar involucrados en tráfico de personas, secuestros, contrabando de armas, asesinatos y otros crímenes», recordó.
Al mismo tiempo, hizo hincapié en que el de las drogas es también un problema sanitario con grandes costes no solo para los usuarios, sino también para sus amigos y familias y para los sistemas de salud.
Por todo ello, llamó a la comunidad a aprovechar la reunión del próximo abril para iniciar una «discusión informada y amplia en torno a las políticas sobre drogas en todos sus aspectos».
La sesión especial de la Asamblea General, que se celebrará entre el 19 y el 21 de abril, tiene como objetivo revisar los progresos alcanzados en el plan de acción internacional sobre drogas adoptado en el año 2009 y que incluía metas de cara a los siguientes diez años.
Se espera que en la cita se planteen nuevos modelos de lucha contra las drogas, teniendo en cuenta los importantes cambios que muchos países han ido introduciendo en los últimos años.
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), por ejemplo, ya ha adelantado que propondrá un «cambio de chip» en las políticas antidroga para impulsar modelos alternativos ante la tradicional política prohibicionista.