Petro, con 62 años, ganó la elección con una ventaja de 3,2 puntos porcentuales sobre el excéntrico magnate, que reconoció rápidamente su derrota.
El senador y exguerrillero superó a su rival por 716.201 votos, según el escrutinio del 99,4% de los sufragios.
“Hoy es día de fiesta para el pueblo. Que festeje la primera victoria popular (…) es el día de las calles y las plazas”, escribió el mandatario electo en Twitter al celebrar su triunfo.
En un centro de convenciones del centro de Bogotá sus seguidores explotaron de júbilo.
“Celebro porque por fin vamos a tener un cambio, esto es algo que los territorios esperaban (…) esto demuestra que hay esperanza, señaló a la AFP Lusimar Asprilla, una académica afro de 25 años.
Colombia se adentra así en una nueva era política sin un gobierno de los partidos tradicionales, derrotados en la primera vuelta en la que también se impuso el izquierdista.
Los dos aspirantes llegaron al balotaje empatados en la intención de voto. Se temía un resultado muy ajustado que desencadenara protestas ante las sospechas de fraude que avivó Petro durante la jornada.
El izquierdista sucederá al conservador Iván Duque a partir del 7 de agosto por un período de cuatro años. La líder ambientalista Francia Márquez también marcará historia tras ser elegida como la primera vicepresidenta afro de Colombia.
En una transmisión en vivo por Facebook, Hernández aceptó el resultado. “Le deseo al doctor Gustavo Petro que sepa dirigir al país, que sea fiel a su discurso contra la corrupción”, dijo.
39 millones de electores
Alrededor de 39 millones de electores estaban convocados a ir de manera voluntaria a las urnas, en un ambiente altamente polarizado.
Duramente reprimidas, las protestas de 2019, 2020 y 2021 reflejaron un malestar profundo frente a la desigualdad y falta de oportunidades, principalmente para los jóvenes, e impulsaron el declive del gobierno de Duque y más adelante el de las fuerzas tradicionales.
Con la pandemia se agravó la pobreza, que hoy alcanza al 39% de los 50 millones de colombianos. El desempleo ronda el 11% y la informalidad el 45%.
También enfrentar al narcotráfico y la violencia asociada, con varios grupos armados expandiéndose por el territorio, serán desafíos del próximo gobierno.
Petro y Hernández llegaron a este elección con dos propuestas de ruptura y cambio, pero con modelos opuestos.
El vencedor de las elecciones propone robustecer el Estado, transformar el sistema de salud y pensiones, y suspender la exploración petrolera para dar paso a energías limpias ante la crisis climática.
“El país necesita justicia social para poder construirse en paz (…) es decir menos pobreza, menos hambre, menos desigualad, más derechos. Si no hace eso la violencia se profundiza”, sostiene Petro.
También en campaña anunció que restablecerá relaciones con Venezuela, rotas desde 2019, implementará el acuerdo de paz de 2016 con las extintas FARC y dialogará con el Ejército de Liberación Nacional, la última guerrilla reconocida en el país.
Sectores poderosos y de las Fuerzas Armadas resisten a Petro por su pasado y sus proyectos de reformas, que temen afecten a la propiedad privada y conduzcan al país hacia un socialismo fallido.
Con el resultado de este domingo, los militares deberán jurar lealtad a un exguerrillero en un país traumatizado por un conflicto de seis décadas con los rebeldes de ultraizquierda.
Tras un mandato conflictivo al frente de la alcaldía de Bogotá, Petro deberá probar que es capaz de trabajar en equipo para gobernar el país y alcanzar consensos.
Tiene una “personalidad que muchos asocian con intransigencia, terquedad y con un ego que limita el diálogo”, sostiene la politóloga de la Universidad Javeriana Patricia Muñoz. (I)
Fuente: El Universo – Nota original: LINK