El próximo 5 de marzo la roca espacial podría acercarse a una distancia máxima de 9 millones de millas (14 millones de kilómetros), pero podría aproximarse más y separarse de la Tierra solo por 11.000 millas (17.000 kilómetros), según las estimaciones de los astrónomos de la NASA.
Los investigadores han determinado que las diferencias entre las distancias se deben a la «amplia gama de posibles trayectorias de este objeto», y a que se hizo un corto seguimiento de él después de su descubrimiento, explicó la NASA en un comunicado.
Los científicos del laboratorio JPL de la NASA en Pasadena (California) han comprobado que no existe ninguna posibilidad de que este objeto celeste suponga un peligro para la Tierra o pueda impactar con la superficie terrestre mientras vuela alrededor del globo el próximo mes.
No obstante, los científicos consideran que existe una «posibilidad muy remota» de que este pequeño asteroide llegue a impactar con la Tierra el 28 de septiembre de 2017.
Sin embargo, la probabilidad de colisión es de una entre 250 millones y la posibilidad de que se produzca un choque en 2046 y 2097 es todavía menor, según los científicos.
«Las posibilidades de colisión en cualquiera de las tres fechas futuras son demasiado pequeñas como para que puedan constituir una preocupación real», concluyó Paul Chodas, director del Centro de Objetos Cercanos a la Tierra del laboratorio JPL.