El fatal accidente de trenes en Grecia levantó la ira e indignación de cientos de ciudadanos que salieron a protestar frente a la sede de Hellenic Train en Atenas, la empresa responsable del mantenimiento de los ferrocarriles de Grecia, en donde además, se produjeron enfrentamientos con la policía.
También se desarrollaron manifestaciones en Tesalónica y en la ciudad de Larissa, cerca de donde ocurrió el desastre.
El gobierno aseguró que una investigación independiente hará justicia y declaró tres días de duelo nacional tras el accidente, en el que un servicio de pasajeros chocó de frente contra un tren de carga, provocando que los vagones delanteros se incendiaran y quedaran completamente destruidos.
La mayoría de los 350 pasajeros a bordo eran estudiantes de 20 años, que regresaban de Tesalónica después de un fin de semana largo celebrando la cuaresma ortodoxa griega.
El primer ministro griego dijo que el desastre se debió a un «trágico error humano».
Mientras que, el jefe de la estación local de trenes de Larissa, de 59 años, fue acusado de homicidio involuntario por negligencia. Él niega haber actuado mal y atribuye el accidente a una falla técnica.
A modo de duelo y de protesta, los trabajadores ferroviarios declararon una huelga por lo que, según dicen, es una negligencia oficial de los ferrocarriles