Un total de 14.095 inmigrantes regresaron voluntariamente de Alemania a su país de origen en el primer trimestre de este año -más que en todo 2014-, mientras que casi 4.500 personas fueron expulsadas en los dos primeros meses de 2016, más del doble que en el mismo periodo de 2015.

El titular del Interior, Thomas de Maizière, y el de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, presentaron hoy en el Consejo de Ministros el considerable aumento de las expulsiones: de las 13.851 registradas en 2014, a 22.369 el año pasado.

Al mismo tiempo aumentó también el número de personas que abandonaron Alemania de forma voluntaria con la ayuda de programas de repatriación: si en 2014 regresaron a su país 13.574 inmigrantes, en 2015 lo hicieron 37.200.

El aumento de esa cifra va en paralelo al incremento en las llegadas de solicitantes de asilo al país, cerca de 1,1 millones el pasado año.

Los estados federados son los responsables de ejecutar la expulsión de aquellos peticionarios de asilo sin perspectivas legales de recibir un permiso de residencia en Alemania y cuentan para ello con el apoyo del Estado, que entre otras medidas se encarga de las negociaciones con los países de origen.

En un comunicado, el Gobierno de Angela Merkel recordó la aprobación en los últimos meses de nuevas normativas legales para reducir las trabas que dificultaban las expulsiones.

Para fomentar el regreso voluntario de los solicitantes de asilo, se creó un centro de coordinación entre el Estado y los estados federados para la «gestión integrada para el retorno» y un grupo operativo denominado «Repatriación» en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Por otra parte, desde principios de este año la policía federal cuenta con una nueva unidad organizativa destinada a asistir a las autoridades de extranjería en la obtención de documentos equivalentes al pasaporte, necesarios para que los solicitantes de asilo que ven rechazada su petición puedan regresar a su país de origen.