Dos escenarios vivieron ayer los sobrevivientes del terremoto, tanto en Canoa como en Manta. Los primeros accedieron a víveres y frazadas provenientes de territorio israelí, en tanto que muchos mantenses vieron cómo sus viviendas empezaron a ser derrumbadas.
Cecilia Esmeralda observaba ayer cómo avanza la fila para recibir alimentos y artículos de primera necesidad en el parque central de Canoa. Ella ya tiene su kit, pero está a la espera de un sobrino para que la ayude a llevar las cosas a la parte frontal de su casa, donde duerme en estos días. No pernocta en el interior de su vivienda, pues está muy deteriorada tras el terremoto del sábado 16.
“Por fuera se encuentra bien, pero por dentro parece que todo se va a caer”, explica la mujer, quien tiene en el piso un colchón que recibió de donación. Son centenares de canoenses los que forman largas columnas para beneficiarse de las donaciones que el gobierno de Israel entrega en la localidad, perteneciente al cantón San Vicente.
La ayuda de ese país llega varias veces a la semana, con kits que incluyen colchones, medicinas y alimentos no perecibles. Desde el martes 19, el consulado de esa nación instaló un campamento para brindar ayuda continua en el área médica, que también abarca la salud mental. Mientras las personas reciben sus kits a las afueras del refugio, en el interior de las carpas se brinda ayuda médica. Carlos Vélez, un chef de la localidad, llegó con variaciones en la presión arterial y dolores en la columna. Fue atendido por el médico familiar David Shacham, quien está en el país desde hace 10 días.
“La ayuda es buenísima, espero que así sea para todos los lados que han tenido el problema”, manifestó Carlos. Son más de 100 personas las que el grupo israelí atiende diariamente. Los voluntarios estarán en Canoa por las próximas semanas. Ayer estaba previsto el arribo de una técnica procedente de esa nación y de una procesadora de agua para atender la demanda del líquido por parte de los damnificados y sus respectivas familias.