“El movimiento me despertó, pero duró unos segundos y luego se calmó. Por eso, no me levanté de la cama ni desperté a mis hijos. Los perros ladraban en la calle y las sirenas de una fábrica cercana sonaban”, explicó Luzmila Cruz, moradora del barrio San Luis en Atocha.
Las principales vías que conectan a las provincias de la región están habilitadas, excepto la Ambato-Píllaro que permanece cerrada por más de un mes precisamente porque sus taludes fueron debilitados por causa del sismo del 16 de abril en la Costa. A la par, el terremoto de 7,8 grados y esta nueva réplica ha motivado a las municipalidades de la Sierra centro a buscar estudios para verificar el estado de las construcciones en las urbes principales.
Manuel Caizabanda, alcalde de Pelileo, aseguró por ejemplo que con una inversión de $ 90 mil se logrará contar con esta investigación que les ayudará a realizar un mejor control y tener un diagnóstico y registrar las edificaciones clandestinas.
En Ambato, docentes investigadores de la Universidad Técnica de Ambato (UTA), entre ellos el sismólogo nicaragüense Ligdamis Gutiérrez, insistieron que esta urbe necesita un mapa de vulnerabilidad sísmica para establecer las zonas peligrosas en caso de nuevas réplicas fuertes o ante la posibilidad de que vuelva a ocurrir otro terremoto como el registrado el 5 de agosto de 1949 que fue de 6,8 grados Richter.
