El callejón Décimo y 10 de Agosto, a orillas del estero Salado, luce diferente. Hasta hace 2 semanas era común observar por este sector de Guayaquil a jóvenes y adultos deambular “sin rumbo”, atrapados por el consumo de drogas. Ahora existe una vigilancia permanente de la Policía y sus moradores se sienten tranquilos.
El pasado 8 de enero, personal de la Policía Nacional inició una serie de operativos para erradicar a grupos de microtraficantes que se habían apoderado de la zona. Como resultado de esta acción se elaboró un plan de intervención integral en el que ahora participan ministerios relacionados con la seguridad y el sector social.
Ayer, el presidente de la República, Rafael Correa, recorrió parte de esta zona para constatar los primeros resultados de la intervención. Junto con el gobernador del Guayas, Julio César Quiñónez, y miembros de la Policía Nacional, se introdujo por los estrechos recovecos del lugar. Esos callejones se habían convertido en escondrijos de sujetos que expendían a toda hora los estupefacientes.
El Jefe de Estado dialogó con los moradores para conocer la realidad del sector. La visita incluyó el sitio donde antes habían unos inmuebles que servían para expender drogas y que fueron demolidos por orden del Gobernador.
Al término del recorrido, que duró cerca de 40 minutos, el Presidente se dirigió a los vecinos para reafirmar el compromiso del Gobierno de combatir el microtráfico. “Nunca más este sector será la bahía de la droga, de ahora en adelante será el barrio 10 sobre 10”.
Cerca de este sitio se ubica una escuela pública y el emblemático colegio Vicente Rocafuerte. Todo el mundo sabía que “aquí se expendía, se consumía y se traficaba con droga”, por eso Correa lanzó una advertencia a quienes se dedican al expendio de estupefacientes. “No me vengan con cuentos, esta es una acción de todo un Gobierno para parar con el microtráfico; no permitiremos que dañen a nuestra juventud”.
Mientras el Mandatario se dirigía a los presentes, en plena vía pública, grupos de ciudadanos expresaban su respaldo a la gestión. “Aquí ya no se podía vivir tranquilo; de día y de noche el barrio se había convertido en una zona peligrosa; los vendedores de droga y los consumidores estaban por todos lados”, afirmó Zoila N, quien no quiso revelar su nombre completo.
Para esta mujer, lo más triste era que los niños y jóvenes vieran como algo habitual a estos sujetos por las calles y callejones del lugar y a orillas del estero Salado. “Ojalá la Policía se quede por un buen rato para que no regresen”.
Eso también fue parte del discurso del Presidente, al preguntarse cómo se podía tener una niñez y una juventud tranquilas con tanta decadencia humana. Pero aclaró que la protección era tarea de todos, incluso del barrio.
La intervención incluye, a más de operativos policiales, la acción de ministerios como el de Salud, Inclusión Económica y Social, Deporte y Educación para prevenir y darles a los jóvenes alternativas que los libre de las drogas.
El Mandatario reveló que antes la lucha antidrogas era potestad del hoy desaparecido Consep, que estaba en manos de la Procuraduría del Estado, pero luego de que la Asamblea reformara la ley hay un consejo interinstitucional a cargo del Ejecutivo. También cuestionó que el barrio sea parte de la llamada zona regenerada del Municipio.
“Hay un bonito paseo encima del estero, le llaman la regeneración urbana, pero nunca hicieron regeneración humana, ni siquiera se preocuparon por descontaminar el estero”.
El Gobernador recordó que cuando se intervino en el sector, en tan solo una hora fueron encontradas entre 500 y 600 personas que consumían droga. Se hicieron “más de 94 operativos y la Policía desarticuló a 6 bandas de crimen organizado con su constante trabajo, pero a la hora, nuevamente estaba con la comercialización de la droga”, dijo.
Lamentó que este sitio solo fuera ‘maquillado’ y ocultara esta realidad. Al terminar su visita, el Mandatario recorrió la escuela del sector.