El polémico presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, admitió haber matado a presuntos criminales durante su mandato como alcalde de la ciudad de Dávao.

«En Dávao, solía hacerlo personalmente. Solo para mostrarles a los chicos que, si yo podía, ¿por qué no ellos?», dijo Duterte.

«Y yo iba por Dávao en motocicleta y patrullaba las calles buscando problemas. Buscaba un encuentro para poder matar».

Duterte dio esas declaraciones en el Foro de Negocios Wallace en Manila el lunes.

Desde que llegó al poder en junio, Duterte ha librado una brutal «guerra contra las drogas». Más de 5.900 muertes se relacionan con la represión estatal en menos de seis meses.

La oficina del presidente fue contactada por CNN para obtener una declaración.

Investigación en el Senado

Las acusaciones de que Duterte estuvo involucrado personalmente en asesinatos en Dávao habían sido mencionadas previamente en una pesquisa del Senado para investigar los asesinatos extrajudiciales durante la campaña represiva del presidente.

El autodenominado sicario Edgar Matobato le dijo al comité del Senado que vio a Duterte descargar dos cartuchos de balas de una subametralladora Uzi sobre un funcionario de la Oficina Nacional de Investigación.

«Debió haber usado unas 200 balas», dijo Matobato en septiembre.

El sicario aseguró que más de 1.000 personas fueron asesinadas por los escuadrones de muerte durante la alcaldía de Duterte.

La pesquisa del Senado fue desechada y las investigaciones pararon en octubre, después de que fuera reemplazada la cabeza del comité, la senadora Leila De Lima, una opositora al presidente.