Frente a los controvertidos resultados expresados por las urnas el domingo pasado, los obispos de la Conferencia Episcopal reconocen incondicionalmente el pleno derecho que tiene el pueblo ecuatoriano de conocer la verdad.
La autoridad electoral, respaldada por el Gobierno nacional, tiene el deber de asegurar a la parte política que se sienta afectada todas las facilidades para impugnar los mencionados resultados y de acudir, sin exclusión alguna, a las instancias legalmente previstas para hacer valer sus razones.
A fin de que la verdad pueda manifestarse, todas las instancias políticas tienen la obligación de comprometerse para que, en la más pulcra transparencia, sean entregadas al pueblo las pruebas a favor de la veracidad de los resultados, o, en su defecto, las de su eventual falacia.
Jamás la violencia, tanto del poder como de la oposición, serán el camino para la paz, el desarrollo y la democracia en el marco del auténtico bien común, el cual no puede ser prerrogativa y responsabilidad de un solo partido, sino de toda la sociedad ecuatoriana en la articulación de sus organizaciones.
Para que este proceso pueda ser emprendido y llevado a cabo con transparencia, es imprescindible iniciar de inmediato un diálogo que permita el pleno esclarecimiento de la verdad y así volver en seguida a la calma y a la tranquilidad en las calles de nuestras ciudades.
Los obispos del Ecuador reiteramos nuestro llamado a la paz, al respeto y a la unidad nacional, e invocamos todos en nuestras oraciones a Dios, Rey de la paz y de la verdad, para que proteja, junto con su Madre bendita, a nuestro querido Ecuador.
SECRETARÍA GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA