«Adiós a las armas, adiós a la guerra, bienvenida la paz», dijo Rodrigo Londoño alias ‘Timochenko’, líder de las FARC. Los guerrilleros aplaudieron y ondearon banderas rojas con la hoz y el martillo. Aparecío en escena el presidente Juan Manuel Santos. Ambos, protagonistas del acuerdo histórico que pone fin a más de medio siglo de guerra en Colombia, se dieron la mano.
Una pareja de combatientes les entregó un bebé recién nacido. «Es una niña que acaba de nacer en este nuevo país en paz», dijo el mandatario. Y alguien soltó en el escenario decenas de mariposas blancas. El 27 de junio de 2017 será recordado como el día en que las FARC, la guerrilla más antigua y potente de América, desaparecieron como grupo armado.
«Guerrilleros y guerrilleras ayer del ejército del pueblo, hoy militantes de la esperanza del pueblo. Colombianos: nos congregamos para culminar la dejación de armas. Este día no termina la existencia de las FARC: ponemos fin a nuestro alzamiento armado de 53 años, pero seguiremos existiendo como un movimiento democrático y pacífico. Es la apertura de una nueva era», aseguró ‘Timochenko’.
«Hoy con emoción constatamos el fin de esta guerra absurda que no sólo duró más de cinco décadas, sino que causó algo peor: ocho millones de víctimas y 220.000 compatriotas muertos», dijo Santos. Tras dos mandatos presidenciales dedicados a conseguir la paz en Colombia, el presidente es consciente de que con la dejación de armas ya no hay vuelta atrás para la guerrilla.
«Hay días que marcan nuestras vidas: hoy es un día muy especial que jamás olvidaremos, es el día en que las armas se cambiaron por las palabras. Puedo decir desde el fondo de mi corazón que por llegar a este día, por vivir este día, por lograr este día, ha valido la pena ser presidente de Colombia», aseguró el último galardonado con el Nobel de la Paz.
La ceremonia se celebró en Mesetas, en el departamento del Meta, al sur del país, una zona de dominio histórico de las FARC. En su discurso ante la comunidad internacional, ‘Timochenko’ aprovechó para recordar el exterminio de miles de miembros de la Unión Patriótica, una formación política de izquierdas que surgió tras la desmovilización de las guerrillas a mediados de los 80. El riesgo de que esto se repita es uno de los mayores temores del Secretariado de las FARC.