El entorno de Matías Kulfas, titular de Desarrollo Productivo, había puesto en duda la transparencia de una licitación a cargo del kirchnerismo.

Créditos: El País

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha expulsado este sábado de su Gobierno al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. No le perdonó que haya criticado a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, justo cuando intenta una tregua en las disputas que mantienen. Kulfas integraba el círculo más cercano, y cada vez más pequeño, de Fernández en su propio Gabinete. Su salida supone un duro golpe a su poder en el pulso que mantiene con el kirchnerismo dentro de la coalición de Gobierno. El nombre del reemplazante definirá quién ha ganado y quien ha perdido en este nuevo capítulo del culebrón político argentino.

La crisis fue tan corta como fulminante. El viernes, durante los actos por el centenario de la petrolera estatal YPF, Kirchner criticó que las chapas de 33 milímetros para los caños del gasoducto Néstor Kirchner se fabricasen en Brasil y no en Argentina. Horas después, periodistas que siguen temas energéticos recibieron por WhatsApp un pequeño texto desde el ministerio de Kulfas con duros ataques al kirchnerismo.

El textual acusaba a funcionarios de La Cámpora, la agrupación afín a la vicepresidenta que controla las licitaciones del sector desde Energía Argentina, de haber beneficiado con los pliegos a Techint, la ganadora. “Si en lugar de poner esa especificación [33 milímetros de espesor] hubieran puesto 31 mm, como son los gasoductos en Europa, se podría haber provisto caños desde otra firma que produce en Villa Constitución (Laminados industriales SA) [en Argentina y no en Brasil]. Los que están usando incorrectamente la lapicera son los funcionarios de Cristina”, dijeron las fuentes.

El ministerio de Desarrollo Productivo tiene asignados 1.200 millones de dólares en el presupuesto de 2022. El gasoducto Néstor Kirchner es la obra de infraestructura más grande de Argentina y supera esa cifra, con 1.500 millones de dólares que la Casa Rosada ha debido reunir con financiamiento internacional. Una vez terminado, se espera que a finales del año que viene, el gasoducto transportará los excedentes de gas que produce el yacimiento de Vaca Muerta, clave para reducir la escasez que hoy asola al sistema energético argentino. La obra la desarrolla Energía Argentina, hoy en manos del kirchnerismo. Atacar el gasoducto es atacar a Cristina Fernández de Kirchner,

La vicepresidenta respondió el sábado por la mañana a las críticas que el ministerio filtró a la prensa. “Muy injusto y, sobre todo, muy doloroso que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno del Frente de Todos. Lo peor de todo: sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas. Con errores y aciertos, siempre hablé y actué de frente. Penoso”, escribió en Twitter. La pelea con el albertismo alcanzaba así niveles que recordaban las semanas que siguieron a la derrota en las Legislativas del año pasado, cuando Kirchner logró que Fernández echase a su vocero, Juan Pablo Biondi. La vicepresidenta lo acusó entonces de promover operaciones de prensa en su contra, como ha hecho ahora con Kulfas.

El presidente Fernández, sorpresivamente, tomó enseguida partido por Kirchner, en detrimento de su ministro. “Comparto la respuesta dada por Energía Argentina a una publicación fundada en un supuesto off salido de funcionarios del Gobierno”, escribió Fernández en Twitter. “Confío en la integridad moral y en la idoneidad de quienes llevan adelante la licitación del Gasoducto Néstor Kirchner”, agregó.

Matías Kulfas formaba parte de los ministros que más ataques recibía desde el entorno de la expresidenta. Fernández siempre lo mantuvo en su puesto, en un esfuerzo por defender a la tropa propia y mantener porciones de poder. Su salida es un duro golpe para el presidente, pero también suma en sus esfuerzos por reconstruir la relación política con su vice, necesaria para tener opciones en las elecciones generales del año próximo.

NOTA ORIGINAL: El País – LINK