El principal testigo hasta el momento en el juicio de corrupción de la FIFA, el empresario argentino Alejandro Burzaco, dijo el jueves en la corte que desde 2004 pagó y se comprometió a pagar sobornos por unos 160 millones de dólares a cerca de 30 exjerarcas del fútbol.

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Burzaco, uno de los 42 acusados de corrupción en el marco del megaescándalo FIFA, colabora con el gobierno estadounidense en el juicio contra tres expoderosos jerarcas del fútbol de Sudamérica: el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José Maria Marín, de 85 años; el expresidente de la Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout, de 59 años, y el exjefe del fútbol peruano Manuel Burga, de 60. Desde el martes ha hecho explosivas revelaciones sobre la corrupción generalizada en la Conmebol, la Concacaf y la FIFA.

El empresario, expresidente de Torneos y Competencias, una compañía que con asociadas tenía los derechos de televisación y marketing de las Copas Libertadores, Sudamericana, y Copa América, entre otros torneos, dijo que los 160 millones «es una estimación que incluye coimas pagadas y prometidas en pago, por ejemplo en el caso de Datisa, para la Copa América (…) de 2019, 2023». Luego de dos días de testimonios, Burzaco fue interrogado este jueves por los abogados defensores de Napout y Burga.

El testigo del gobierno, de hablar pausado, fue claro en sus respuestas, y aunque nunca sonrió, arrancó carcajadas del jurado, los fiscales, los abogados de la defensa y la prensa en más de una oportunidad. «¿Usted era exitoso porque se alineaba con las personas correctas, no es así?», le preguntó Bruce Udolf, abogado de Burga. «Creo que el hecho de que estoy aquí muestra que estaba alineado con las personas incorrectas, señor», respondió Burzaco, provocando las risas.

El empresario también dijo que el expresidente de la Conmebol Nicolás Leoz, de 89 años, otro de los acusados que un juez paraguayo aceptó este jueves extraditar a Estados Unidos, «confundía» a propósito sus finanzas personales con las de la Conmebol y que la FIFA le depositó en su cuenta personal cinco millones de dólares que eran para la Confederación.

Fuente: El Telégrafo