El proceso de erosión que se registra en el río Coca y que ha provocado, en dos meses, la desaparición de la cascada San Rafael y afectaciones en parte de la infraestructura petrolera, pone en alerta al sector eléctrico, que tiene una central estratégica en este trayecto.

Los especialistas creen que el estudio sobre la erosión regresiva del río Coca debe realizarse con el carácter de urgente, para evitar una posible afectación a la principal hidroeléctrica del país. Crédito: El Universo.

El proceso de erosión que se registra en el río Coca y que ha provocado, en dos meses, la desaparición de la cascada San Rafael y afectaciones en parte de la infraestructura petrolera, pone en alerta al sector eléctrico, que tiene una central estratégica en este trayecto.

La obra de captación (embalse) de la Central Hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair (CCS), ubicada en El Salado, en la provincia del Napo, toma el agua del río Coca para derivarla hacia la casa de máquinas de esta planta y generar energía.

El embalse tiene una longitud de aproximadamente 60 metros y cuenta con una capacidad para almacenar 800 mil metros cúbicos de agua.​

Para conocer los posibles impactos de este fenómeno natural, conocido con el nombre de erosión regresiva, la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) realiza estudios técnicos en esta obra.

En esta investigación, que se realiza in situ, participan ocho técnicos de la Celec y del ex Instituto Ecuatoriano de Electrificación (Inecel), que estaba a cargo del sector eléctrico. Ellos monitorean el avance de la erosión utilizando drones.

También revisan toda la información contractual y verifican ofertas para levantamientos topográficos, obras de mitigación, investigación de costos de obras civiles y otros, informó la Celec.

Pero no precisó el costo ni el plazo para la ejecución de estos trabajos. Cuando se cuente con los resultados se podrá establecer el tiempo posible en que este fenómeno afectará a las obras de captación de Coca-Codo Sinclair.

También se plantearán, en caso de que sean necesarias, obras de mitigación. Un grupo de geólogos, hidrólogos, geomorfólogos, hidráulicos fluviales y ecólogos se ha organizado también para analizar este fenómeno.

Este equipo de profesionales son parte de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), de la Universidad Central del Ecuador, de la Universidad San Francisco de Quito y de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, explicó Carolina Bernal, docente de la EPN y PhD en Geomorfología e Hidrosedimentología.

La catedrática estudia el comportamiento de la cuenca del río Coca desde el 2006. Bernal explicó que este río es muy “activo”. Tiene presencia de sedimentos (tierra) y recorre ciertas zonas donde existe material suelto.

Esto causa que se desestabilice y provoque daños en la infraestructura, obras o asentamientos humanos que se encuentren próximos a su cauce.

“En dos meses, el río ha erosionado ya 1,5 kilómetros. Ha sido un proceso demasiado rápido”, mencionó Bernal. Ricardo Buitrón, consultor en proyectos hidroeléctricos, sostiene que la erosión regresiva de este río representa una posible amenaza para la central CCS.

El impacto de este fenómeno en esta obra se debió investigar en las diferentes etapas de este proyecto”. La construcción de esta planta se inició en julio del 2010.

Pero para los diseños de la esta infraestructura no se hizo un estudio del comportamiento de este río aguas abajo del lugar donde se encuentra el embalse de Coca-Codo, porque hacia ese lado no existen obras de la hidroeléctrica, precisó la Celec.

Esta entidad mencionó que los estudios para esta obra se iniciaron en la década de 1970, con el ex-Inecel. Se realizaron estudios de geología, geofísica, vulcanología, sedimentología y otros.

Los estudios de prefactibilidad datan del 1977 y llegan hasta la zona del río Malo. Luego, estos fueron actualizados a nivel de factibilidad en 1992, hasta llegar a los diseños definitivos y de detalle en el 2009.

La desembocadura del río Malo está a 9 km de la cascada San Rafael y a 9 km de las obras de captación de la central CCS.​Por su parte, Bernal sostuvo que cuando se ejecutan obras sobre un río se deben analizar los efectos que tendrá la infraestructura construida tanto aguas arriba como aguas abajo.

“Las obras deben ser planificadas en función de toda la cuenca hidrográfica”. En este análisis se deben considerar también los posibles fenómenos naturales que pueden amenazar a una obra.

Aparte de la erosión regresiva, cerca de la presa Coca-Codo Sinclair está, por ejemplo, el volcán Reventador, que se encuentra activo, refirió Buitrón. Por eso, el especialista cree que el estudio sobre la erosión regresiva del río Coca debe realizarse con el carácter de urgente, para evitar una posible afectación a la principal hidroeléctrica del país, que está operativa desde fines del 2016.

CCS puede producir hasta 1 500 megavatios (MW), aunque en los tres primeros meses de este año ha operado a un promedio 531,9 MW.

Fuente: El Comercio-Nota Original: LINK