Un grave trastorno mental le complicó sus últimos meses de vida a Robin Williams.

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Según una nueva biografía del actor, tiempo antes de quitarse la vida en agosto de 2014, tuvo que lidiar con algunos síntomas que no lo dejaban ser la misma persona que el mundo del espectáculo conocía. En «Robin», el texto escrito por el periodista de The New York Times, Dave Itzkoff, se aclara que Williams primero fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson, pero ciertos comportamientos que algunos asociaban al alcohol o las drogas, acabaron en un segundo diagnóstico: tenía demencia con cuerpos de Lewy.