Brasil medirá este jueves el impacto de la decisión adoptada de madrugada por la corte suprema, que dio luz verde a la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, figura política central desde hace cuatro décadas y favorito para las elecciones de octubre.

EFE

El líder de la izquierda, que según juristas podría ser detenido la próxima semana, cuando su defensa agote sus últimos recursos, aún no ha reaccionado al fallo y se ignora la determinación de sus aliados para contraatacar después de lo que consideran una condena injusta.

Los mercados, que en los últimos días daban señales de inestabilidad ante la posibilidad de que Lula pudiera apelar en libertad su condena a más de 12 años de cárcel, respirarán probablemente aliviados.

Y el presidente conservador Michel Temer y muchos de sus aliados deberán evaluar si lo que ocurrió los librará sobre todo de un rival político de talla o, más bien, los dejará más expuestos a los fiscales y jueces de la Operación Lava Jato.

Esa megainvestigación desvela desde hace cuatro años una gigantesca red de sobornos en Petrobras, que salpicó prácticamente a todos los partidos y a empresarios de primer plano.