"Estoy hablando con el presidente, ¿no?", preguntó un reportero del diario brasileño O Globo. "Está, perfectamente", contestó el mandatario Michel Temer entre risas, tras atender su celular personal publicado por error en el sitio web de la Cámara de Diputados.

El Telégrafo

Antes de admitir quién era, el Jefe de Estado preguntó: «¿Con quién quiere hablar?» y le recomendó al reportero procurar a «Doña Nara» (de Deus, la jefa del gabinete personal de la Presidencia) si quería contactar con alguna persona en el Palacio de Planalto.

Finalmente, Temer aceptó de buen grado contestar algunas consultas para el periódico en una insólita entrevista publicada la noche del lunes.

El martes por la tarde, la Presidencia se sumó a la ola de bromas que desató el incidente y publicó un tuit en la cuenta oficial del mandatario: «Cuando atienda el teléfono, no diga hola. Diga, hola Temer».

Debajo, colocaron una foto del presidente sonriendo mientras habla por celular junto a un extracto del audio de la conversación con el periodista. Un asesor del gobierno confirmó a la AFP que ese número fue desactivado.

El sitio de internet de la Cámara baja lo había publicado inadvertidamente junto a un enorme conjunto de documentos vinculados a la denuncia que le hizo la Fiscalía General a Temer por supuestamente liderar una asociación ilícita para expoliar al Estado y recibir sobornos.

La mayoría de esos registros deberían mantenerse bajo secreto de sumario, ya que se trata de un proceso con potencial para costarle el cargo al mandatario que esta semana será votado en la Comisión de Constitución y Justicia, y probablemente la próxima por el plenario de 513 diputados. Si dos tercios de la Cámara apoyan la continuidad de la investigación, el caso pasará a la Corte Suprema.

Allí, el máximo tribunal deberá decidir si lo archiva o lo eleva a juicio, lo que suspendería automáticamente a Temer por hasta 180 días. Si al final del juicio el presidente fuera hallado inocente, retomaría su mandato hasta el 1 de enero de 2019. De lo contrario, sería destituido.

Fuente: El Telégrafo