Chile cumplió este domingo la segunda y última jornada de la elección de los 155 redactores de una nueva Constitución que sustituirá la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y que buscará recoger las demandas de equidad y bienestar que reclamó la calle, aunque con una participación del electorado menor a la esperada.

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Créditos: EFE

Los recintos electorales se reabrieron a las 08:00. Los chilenos debían elegir entre 1.373 candidatos para integrar la Convención Constitucional, entre ellos, actores, escritores, profesores, activistas sociales, abogados y también políticos tradicionales.

El sábado, apenas el 20% de los 14,9 millones de electores dio su voto voluntario en la primera jornada de estos comicios, que por la pandemia se realizan en dos días tras ser postergados por cinco semanas, desde el 11 de abril, ante una nueva ola de COVID-19.

Respecto a la participación electoral en estos comicios, el director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Müller, dijo que cree que es difícil alcanzar el nivel de votación del plebiscito del 25 de octubre pasado, en el que se aprobó reformar la Constitución heredada de la dictadura.

“Todavía no tenemos experiencia en elecciones de dos días, pero creo que es difícil, con el ritmo que llevamos durante el día, que alcancemos la votación del plebiscito. Vamos a estar debajo del Plebiscito 2020, pero por encima de la primera vuelta presidencial del 2017, entonces, entre 47% y 51%… Y tiene sentido: el plebiscito era fácil, era sobre una causa; ahora se tiene que ir a votar por alguien que represente”, apuntó Müller a EmolTV.

En esta elección, además de los constituyentes, los chilenos votaron por alcaldes, concejales y, por primera vez, por gobernadores regionales, en otro paso hacia una sociedad más participativa.

El proceso constitucional marca, además, la primera vez en el mundo que una Constitución será escrita por personas elegidas de forma paritaria. También hará historia al reservar 17 lugares en la convención para los 10 pueblos originarios.

La reforma constitucional fue la manera que el sistema político chileno encontró para encauzar las masivas manifestaciones que estallaron el 18 de octubre de 2019, dejando una treintena de muertos y daños millonarios en el comercio y el mobiliario público, refiere AFP.

“Vengo (a votar) con la expectativa de que podamos lograr un cambio para el país, que podamos construir una Constitución nueva, muy distante de aquella Constitución que nos dejó la dictadura”, dijo Guillermo Guzmán, un arquitecto de 57 años.

“Yo te puedo confesar que voté solo por mujeres, no le di mi voto a ningún hombre, porque creo que también es parte del cambio, que las mujeres podamos tomar puestos de poder y que nos escuchen”, manifestó Fabiola Melo, una psicóloga de 35 años.

La esperanza del mundo político es que el proceso constituyente —que tendrá una duración de nueve meses, prorrogable por una única vez por tres meses— logre pasar la página a la larga transición política que se abrió una vez que Chile recuperó la democracia en 1990.

Nunca antes los chilenos habían tenido la oportunidad de participar en la redacción y votar por una nueva Constitución, la que, según diversos sondeos, esperan que les garantice varios derechos sociales, como el acceso a la salud, la vivienda o la educación.

“Aquí se juega buena parte del futuro de nuestro país para escribir una Constitución que nos una, no una que nos separe, como la actual”, dijo el precandidato presidencial progresista Heraldo Muñoz, tras emitir su voto el sábado.

Una encuesta de la empresa Criteria, difundida por el diario La Tercera, mostró el sábado que un 63% de los chilenos confía en que el resultado de la nueva Constitución tenga “consecuencias positivas para el país”.

Una minoría siente temor, sin embargo, de que pueda derivar en una Constitución muy izquierdista, que cambie radicalmente el modelo económico ultraliberal y político de Chile.

En tanto, la proporción entre las posturas progresistas y conservadoras de quienes sean electos será clave en la definición del Texto Fundamental, cuyas disposiciones tendrán que aprobarse por dos tercios de los constituyentes.

Los elegidos tendrán nueve meses para trabajar, con una posible prórroga de tres meses más; pero la última palabra la tendrán los ciudadanos, que aprobarán o rechazarán el texto resultante en un referéndum con voto obligatorio a mediados de 2022.

Los primeros resultados se esperan para la noche de este domingo. Los sondeos otorgan a los candidatos de la oposición de izquierdas dos tercios de los 155 escaños, mientras que a la derecha oficialista le conceden un tercio, suficiente para poder vetar. 

Nota Original: El Universo – LINK