La Arquidiócesis de Quito, su Arzobispo, Mons. Fausto Gabriel Trávez ofm, su Obispo Auxiliar, sus sacerdotes, religiosos y religiosas queremos expresar a toda la ciudadanía y de manera especial a los familiares de PAÚL, JAVIER Y EFRAÍN, nuestros sentimientos de dolor, indignación e impotencia, pero también de esperanza, frente al asesinato cobarde, cruel y sanguinario de nuestros hermanos.

El Telégrafo

En estos momentos de dolor, viene a nuestra memoria las palabras de Cristo en el Evangelio: «cuando el grano de trigo muere, éste se vuelve fecundo y da mucho fruto» (Cfr. Jn 12, 24). Cristo fue crucificado, siendo Él el Inocente por excelencia. Nuestros hermanos, inocentes de todo delito, en el cumplimiento de su misión periodística, fueron secuestrados y brutalmente asesinados. Su inocencia asociada a la inocencia de Cristo es fuente de esperanza y de compromiso. Así como Cristo venció a la muerte, en Él, ellos también resucitarán y vivirán eternamente.(Cf. I Cor. 15, 20)

No podemos dejar que la sangre inocente de nuestros hermanos caiga en la tierra sin producir fruto y fruto abundante. Es tiempo de que ya nada nos separe, ni nos divida. La lucha contra las redes de injusticia, de corrupción, de narcotráfico y de muerte que se han enquistado en nuestra sociedad exige la unidad de todos los ecuatorianos.

Nos dirigimos a quienes perpetuaron este asesinato, y que movidos por ideologías criminales han hecho caso omiso del mandamiento de Dios, «no matarás». Nada justifica el asesinato y la muerte. Hacemos nuestras las palabras de condena del Papa Francisco: «El poder (de las armas) y el dinero que tenéis ahora por muchos negocios sucios, por crímenes mafiosos, está lleno de sangre. iConvertíos, aún estáis a tiempo de convertirse y de no ir al infierno!» (Cf. Enero, 2017.). «La voz de la Sangre de tu hermano clama hacia mí desde la tierra». (Cf Gen. 4, 10)

Estamos seguros de que las autoridades del Gobierno Nacional, dentro del ámbito de su competencia, llevarán ante los tribunales a quienes han cometido este horrendo acto criminal y también a aquellos que, por omisión complaciente, no cumplieron su deber de salvaguardar la seguridad de todos quienes vivimos en el Ecuador. Sólo la justicia y la reparación restituyen la paz y regeneran la confianza.

ARZOBISPADO DE QUITO
En este momento de dolor y de indignación queremos decirles a ustedes queridos familiares y amigos de Paúl, Javier y Efraín: la muerte no es el fin de la vida. Dios nuestro Señor les confortará y fortalecerá con su gracia para que puedan afrontar el dolor que los embarga. El Señor les dice: «Yo estoy con ustedes». (Cf. Is 43, 10-13) Cuenten con nuestra oración.

He dispuesto que este día domingo 15 de abril, en todos los templos de nuestra Arquidiócesis elevemos nuestra oración en cada Eucaristía, por ellos y por ustedes. He pedido que se condene sin tapujos la muerte, la injusticia, y el crimen. Comprometo todos los esfuerzos de la Iglesia de Quito en la lucha contra el mal que quiere azotar a nuestra Patria. (Cf Aparecida 518, IJ). De manera especial celebraré el domingo a las 18:00 la Eucaristía en la Catedral Metropolitana de Quito.

Unidos en la oración a Jesús resucitado y poniendo nuestro dolor en las manos de nuestra madre, la Dolorosa del Colegio, invocamos de Dios su misericordia.

Fuente: Boletín Arquidiócesis de Quito