Las consecuencias del acoso cibernético son devastadoras a nivel psicológico y emocional, alegan los especialistas. Experto en seguridad informática y uso de redes aconseja la autocensura.

El Telégrafo

#DanielaDevuelveLaGoPro es el hashtags que desde la noche del domingo hasta el lunes fue tendencia en Twitter. Esto después de que el supuesto youtuber Juan Morocho publicara en su cuenta de Facebook que necesitaba dar con el paradero de Daniela Bulgarín, a quien le había prestado, en marzo pasado, una cámara Gopro que no había devuelto aún.

Morocho inclusive ofreció una recompensa de $ 150 dólares a quien dé con el paradero de la acusada y la ponga “frente a él”. Su pedido fue acompañado por una fotografía de Bulgarín. El eco fue replicado de inmediato en Twitter y se convirtió en tendencia nacional. Miles de ciudadanos comenzaron a retuitear los cientos de comentarios que incluían frases ofensivas, discriminatorias, hirientes y que atentaban contra la honra de Bulgarín.

Desde entonces Daniela vive un calvario, alegando que es víctima de calumnias por parte de Morocho y de miles de personas que ni siquiera conoce. Tiene miedo de salir a la calle y siente que todos la “señalan con el dedo”, inclusive -alega- ha recibido amenazas de muerte. Mientras tanto, en Twitter la tendencia crecía y muchos tomaban el hecho en ‘son de broma’ por lo que posteaban memes alusivos a esta acusación.

Por ejemplo, uno pedía al Presidente de la República que suspendiera las clases, mientras no se devuelva la cámara, otros utilizaban el ‘meme’ donde el personaje de Soraya Montenegro (de la telenovela María la del barrio) le pedía a la “maldita lisiada” que le devolviera la cámara. Este tipo de comportamiento se encasilla en lo que se conoce como bullying cibernético, según la socióloga María Mercedes Carrillo.

El bullying cibernético es cualquier acoso que se produce a través de Internet, en el cual se utilizan medios de comunicación como correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea, mensajes de texto, teléfonos móviles, para acosar, intimidar y agredir psicológicamente a terceros. La profesional explica que cuando una persona es expuesta a este tipo de agresiones y “acoso” puede presentar síntomas muy variados que van a depender de la personalidad.

De entre estos destacan la falta de interés por ir a clases, signos de depresión, trastornos de ansiedad, retraimiento, aislamiento hasta somatizaciones varias, y otros más. Y aunque asegura que los adolescentes son los más vulnerables a este tipo de situaciones, los adultos también pueden sufrirlas. Sin revelar nombres, contó que el año pasado atendió a una persona que fue acusada de mantener relaciones sexuales con un vecino y eso le trajo problemas en su matrimonio. La afectada recibía mails y mensajes intimidantes de cuentas anónimas.

Tras superar el problema con su esposo, tomó la decisión de cambiarse de casa. Esta situación es otro de los mayores inconvenientes que plantea el ‘ciberbullying’ en que los agresores que utilizan las redes para insultar o burlar a la víctima se protegen casi siempre en el anonimato: a diferencia del hostigamiento tradicional, que habitualmente consiste en la confrontación cara a cara y no pueden ver o identificar a sus acosadores, lo que los hace sentir aún “más indefensos y vulnerables”. Para no ser víctima de acoso, a través de las redes sociales, hay que evitar publicar aspectos personales íntimos, familiares y profesionales.

Rafael Bonilla Armijos, experto en Seguridad Informática y Fundamentos de Programación, explica que la gran mayoría de personas olvida que las redes sociales son públicas y, por lo tanto, se debería ejercer una “autocensura” en lo que se publica y los demás usuarios deben entender que “muchas veces” lo publicado no es verdad”. La social media Margarita Hernández, quien trabaja con reconocidas marcas de consumo nacional, comenta que en ocasiones varias compañías utilizan las tendencias como indicadores para conocer y reconocer públicos, con el fin de ofrecer un bien o servicio.

Esto no quiere decir que se deba utilizar aquellas etiquetas en donde terceras personas son ofendidas o discriminadas. “Como empresa no es ético y nadie se va a exponer a la censura. Cuando es a título personal también resulta delicado, aunque es una práctica frecuente en la actualidad”. Pero, ¿qué hacer si es víctima de calumnias en las redes sociales? El artículo 182 del Código Orgánico Integral Penal, en lo referente a calumnias, establece que la persona que, por cualquier medio, haga una falsa imputación de un delito en contra de otra será sancionada con pena privativa de libertad de seis meses a dos años.

El abogado Andrés Vera señala que sí se han registrado casos de personas sancionadas por calumniar a terceros a través de las redes, al afirmar que una calumnia sigue siendo “calumnia” sea donde haya sido expuesta. Afirma que el espíritu de la Constitución es la defensa del ser humano desde cualquier ámbito, lo que concuerda con la declaratoria de los derechos humanos.