El derrame del pasado 28 de enero en el sector de Piedra Fina, en Napo, afectó de forma directa a la población amazónica, que nuevamente debe lidiar con agua contaminada y enfermedades, según la prefecta de Orellana, Magali Orellana.

Caroline Bennett / Rainforest Action Network

En Notimundo al Día, Magali Orellana, prefecta de Orellana, informó que el último derrame en la Amazonía contaminó los ríos Coca y Napo, con más de 6.300 barriles de petróleo. En su provincia, 3 de los 4 cantones que la componen presentan afectaciones en el agua y en su población.

En esta zona, el río tiene una importancia fundamental para las labores de aseo y alimentación de los pobladores, pero al estar contaminada el agua, «la vida cotidiana se vuelve un infierno». Pero el problema no nace con el derrame del pasado 28 de enero, sino que es el más reciente de los cuatro ocurridos en los últimos 13 años. 2009, 2013 y 2020 fueron los años donde se produjeron otros derrames de crudo, y producto de ello los pobladores presentan enfermedades de la piel y hasta cáncer, dijo Orellana.

La Prefecta manifestó que en los incidentes anteriores no hubo reparaciones, y que en el último se entregó raciones alimenticias y agua para la población por parte de Petroecuador y OCP. Sin embargo, no considera que esa sea una reparación integral para los problemas que tienen en el oriente ecuatoriano.

Pero no solo la vida humana se pone en riesgo con estos sucesos, sino que se vulnera también la naturaleza. Orellana recordó que estos derrames «matan las raíces de los árboles, lo que ocasiona el desbordamiento de los ríos (…) Es importante que ahora, que todavía se puede hacer algo, se actúe para prevenir, y no cuando existan desgracias”, sentenció.

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