Esta semana se homenajeó a los niños y niñas que deben luchar contra el cáncer. Los especialistas señalan que estos casos se pueden prevenir en su mayoría con controles adecuados de pediatría.

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Si hay una «mala palabra» en medicina, es cáncer. Y si se lo asocia a la infancia, los peores fantasmas aparecerán en la mente de inmediato. Sin embargo, la enfermedad no tiene en los niños el carácter de «terminal» que sí adopta aún en muchos casos en la adultez.

Es que, «el cáncer en pediatría es curable», aseguran los especialistas. El diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y el cuidado integral del paciente, mejoran las posibilidades de sobrevivir de los pacientes.

El cáncer es una enfermedad con una incidencia muy baja en los niños y engloba a un conjunto de enfermedades con características propias definidas, cada una con un nombre, un tratamiento y un pronóstico específico. Los tumores embrionarios son formas de cáncer particulares del niño, mientras que, por el contrario, la mayoría de los cánceres del adulto no existen en pediatría.

Precisamente las leucemias, que representan el cáncer más frecuente en los más pequeños, tienen una sobrevida global superior al 60%. En tumores renales la sobrevida global supera el 70%.

El segundo tipo de cáncer en incidencia es el del sistema nervioso central.

Sobre las causas que pueden llevar a un niño a padecer alguna de estas enfermedades, los expertos explican que: «No hay una causa precisa en el cáncer infantil. Los factores medioambientales, como pueden ser el tabaquismo en el adulto, en pediatría no existen. Se sabe que hay algún cambio genético en la célula tumoral, que no es muy conocido y termina desencadenando el cáncer».

En el Día Internacional del Cáncer Infantil, los científicos destacan que «así como en el adulto se promueven campañas de prevención, en pediatría la única prevención es el diagnóstico temprano de las enfermedades malignas». Esto ha salvado millones de vidas.

«Como la mayoría de los síntomas en general son similares a los de otras enfermedades banales propias de la infancia, suele demorar la detección del tumor, por eso suele decirse que la mejor campaña es capacitar a los pediatras para que sepan diferenciar un dolor benigno de lo que es un síntoma que puede venir acompañado de un cáncer infantil».