El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se puso en la primera línea de defensa de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, ante sanciones internacionales que, asegura, buscan deslegitimar su reelección con falsas pretensiones humanitarias.

El Telégrafo

En su primer viaje oficial tras asumir el poder en abril -reemplazando a Raúl Castro-, el mandatario cubano reclamó la «solidaridad de los pueblos de América» con Venezuela, frente a la guerra política, diplomática, económica y financiera de Estados Unidos y sus países aliados.

«Conocemos muy bien esa hipocresía de culpar (…) a los gobiernos populares de los males que generan las políticas, las sanciones y acciones imperialistas de sometimiento, acoso, aislamiento y bloqueos», expresó Díaz-Canel ante la oficialista Asamblea Constituyente, donde fue ovacionado.

El gobernante aseguró que el propósito de su visita es darle un espaldarazo a Maduro tras su reelección el 20 de mayo, desconocida por la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos de derecha que la consideran ilegítima.

«Tal vez ese sonido emanado de las mayorías sí molestó a Estados Unidos y a esa derecha que no es capaz de reconocer la legitimidad», sostuvo el líder cubano, quien será recibido por Maduro.

La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y los países que rechazaron los comicios han pedido al gobierno de Maduro realizar «verdaderas elecciones» para que el país supere la debacle económica, que -a su juicio- ha provocado una «crisis humanitaria». «Nadie puede confundirnos con discursitos humanitarios.

Casi todo lo hemos visto ya: reducción y ruptura de lazos diplomáticos, resoluciones hipócritas de la corrupta e impresentable OEA, coordinación para sanciones financieras y exhortaciones a una sublevación militar», acotó el mandatario. Washington mantiene desde 1962 un embargo económico, comercial y financiero sobre La Habana.

«Afianzar relaciones»

Díaz-Canel, quien antes de ir a la Constituyente depositó una ofrenda floral en el Panteón Nacional -donde reposan los restos del prócer Simón Bolívar-, pidió «repudiar con firmeza» los intentos de Washington por retornar a la «época del intervencionismo».

«Parecería que apoyar a Venezuela no está de moda, pero a nosotros no nos van a confundir, aquí estamos defendiendo la opción soberana de un pueblo», subrayó.

La presidenta de la Constituyente, Delcy Rodríguez, le agradeció ser el primer presidente en visitar Venezuela tras la reelección de Maduro, para estrechar y afianzar las relaciones.

Frente a las «graves amenazas imperiales», entre Venezuela y Cuba «hay una unidad fortalecida de acero que no permitirá la derrota», advirtió. Estados Unidos ha aplicado sanciones financieras al gobierno de Maduro y la estatal petrolera PDVSA, y también individuales contra el mandatario y unos 60 funcionarios.

El país con las mayores reservas de crudo también enfrenta sanciones de la Unión Europea, Canadá y Panamá.

Los lazos entre La Habana y Caracas se estrecharon durante el gobierno del difunto Hugo Chávez (1999-2013), quien cultivó una estrecha relación con el también fallecido Fidel Castro, que incluyó convenios de suministro de crudo a la isla en condiciones preferenciales y envío de médicos al país petrolero. Venezuela llegó a exportar a Cuba unos 100.000 barriles de petróleo diarios a cambio de asesoría en programas sociales.

Pero, según analistas, la cifra ha disminuido considerablemente en medio de una drástica caída de la producción de crudo. Los resultados de los comicios en que Maduro fue reelegido hasta 2025 fueron impugnados este miércoles ante la máxima corte por el excandidato perdedor Henri Falcón, quien alega «múltiples irregularidades».

Pero el recurso, que exige nuevos comicios, tiene escasas posibilidades de prosperar, pues según la MUD «el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) está al servicio del gobierno».

Díaz-Canel también tiene previsto visitar la tumba de Chávez en el Cuartel de la Montaña, así como Fuerte Tiuna, principal instalación militar de Caracas. Maduro visitó a su homólogo cubano el 20 de abril en La Habana, un día después de su investidura.

Fuente: El Telégrafo