Un juez en Curitiba ordenó este viernes 8 de noviembre, la liberación del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que había sido arrestado en abril del año pasado. La Corte Suprema de Brasil dictaminó que los acusados solo pueden ser encarcelados después de haber agotado todas las apelaciones.

La liberación de Da Silva aumentará las tensiones en un Brasil ya polarizado.

El expresidente de Brasil, que lleva 19 meses encarcelado por corrupción y al que la justicia impidió concurrir a las últimas elecciones, va camino de volver a pisar la calle.

La decisión del magistrado llega un día después de que el Tribunal Supremo decidiera por la mínima, seis a cinco, revocar un criterio establecido hace tres años —y crucial en las investigaciones de Lava Jato—, de modo que ahora los condenados solo entrarán en prisión cuando la sentencia sea firme, no tras la condena en segunda instancia.

La defensa del expresidente realizó la mañana de este viernes una petición de puesta en libertad inminente. El juez federal Danilo Pereira aceptó el recurso de los abogados del expresidente y autorizó que Lula dejara la prisión.

Tras la audiencia de este viernes, la defensa del exmandatario fue cauta con los plazos, pero aseguraron que pidieron la mayor celeridad.

Ante la posibilidad de que ocurra de forma inminente, un escenario ha sido montado frente al edificio por el que saldrá Lula en libertad. Se espera que ofrezca un discurso y que después vaya a su casa en la ciudad de Sao Bernardo, en São Paulo, este mismo fin de semana para estar con su familia.

La orden de liberar a Lula tiene una repercusión política inmensa en un muy polarizado Brasil. El expresidente, y colateralmente el Partido de los Trabajadores, es el asunto que más divide a sus compatriotas, se le ama o se le odia.

No deja a nadie indiferente. Numerosos seguidores del exmandatario, agolpados frente a la prisión, esperaban la decisión del juez que finalmente ha llegado este viernes. «¡Suelten a Lila!», se ha coreado toda la mañana a las puertas de la cárcel.

Sus simpatizantes hacían guardia desde el primer día que estuvo en prisión, el 7 de abril de 2018. Una vigilia en la que brasileños provenientes de todo el país lo saludaron religiosamente los 580 días que ha pasado entre rejas con un “Buenos días, presidente”.

Fuente: CNN – Aliado estratégico FmMundo