Luego de que el mundo viera fuertes imágenes de lo ocurría en Ecuador a causa de la pandemia de coronavirus, incluyendo las de cadáveres en las calles, ahora el gobierno local se enfrentan al temor de un nuevo brote, así como a otras dificultades.

Créditos: El Universo

Luego de que el mundo viera fuertes imágenes de lo ocurría en Ecuador a causa de la pandemia de coronavirus, incluyendo las de cadáveres en las calles, ahora el gobierno local se enfrentan al temor de un nuevo brote, así como a otras dificultades.

De acuerdo con una publicación de The Economist, una de las complicaciones es que el presidente Lenín Moreno es débil politicamente y económicamente.

Desde el 2000 Ecuador es un país dolarizado, algo que le dio estabilidad y bajó su inflación, pero durante nuevas dificultades como la que está viviendo no puede imprimir dinero como hacen otros países -pese a que expertos indican que eso causa mayores problemas a futuro-.

Además de que tiene problemas para acceder a prestamos internacionales porque su antecesor, al que se tacha de populista, Rafael Correa acumuló una gran deuda que Moreno lucha por pagar.

También hace notar que Correa se benefició del boom de la materias primas en su administración y, pese a que una parte del dinero se invertió en infraestructura, en la década de su administración se dobló el tamaño del Estado y parte del dinero cayó en manos de la corrupción. También recalca que durante ese tiempo, a pesar del gasto, Ecuador solo alcanzó un puntaje superior a la media de médicos en la región, pero debajo del de camas de hospitales.

Cuando el el boom de las materias primas terminó el país cayó en un déficit fiscal y una creciente deuda pública. Razón por la que a Moreno, que llegó de la mano de Correa al poder y luego se alejaron, ha tenido que pagar la factura.

En marzo del 2019 Moreno acordó con el FMI un préstamo por 4,2 miles de millones de dólares. Razón por la que el organismo pedía resolver el déficit fiscal y tomar medidas para hacer al país más competitivo, principalmente a través de las exportaciones no petroleras.

En el primer intento de eliminar el subsidio a los combustibles el país estalló en una protesta social en octubre de 2019 que hizo a Moreno retroceder de su decisión -aunque durante la pandemia y con los precios del petróleo bajos lo terminó haciendo-.

Ahora con un déficit fiscal de al menos el 6% del PIB el gobierno pelea por conseguir dinero. Algo que lo ayudó a ahorar el 2,5% fue acordar posponer los pagos de intereses con lo tenedores de bonos, así como el recortar las horas de trabajo de empleados públicos.

En tanto, el enojo por los casos de corrupción durante la emergencia sanitaria ha aumentado la resistencia a la elevación de impuestos.

En mayo pasado el FMI aprobó un préstamo de emergencia para Ecuador de más de 600 millones de dólares. También se obtuvo un préstamo de China y hubo más alivio de los tenedores. Incluso el Estado ha usado dinero del BID para incrementar los pagos a sectores necesitados.

Otra de las medidas de Moreno ha sido tratar de impulsar una recuperación con pequeñas reformas en lo laboral que lo vuelven aún más impopular frente a las elecciones de 2021.

La publicación habló con Augusto de la Torre, expresidente del Banco Central, quien indicó que la institución más popular del país es la dolarización, más que la iglesia o el ejército. Pero que a su vez se ha aprendido de manera dura que también significa no imprimir billetes.

Mientras, Andrés Mejía, experto en política ecuatoriana del King’s College de Londres, dijo que el país hay una coalición ‘fantasma’ operando en las sombras que no está apoyando la austeridad públicamente, pero que la facilita. De esta manera están haciendo lo que pueden para superar la emergencia, pero sin pensar en el desarrollo a largo plazo.

En todo ese contexto Moreno ha dicho que no se presentará a la reelección, tiene una aprobación del 19%. Mientras uno de los líderes nacionales, Jaime Nebot, también desistió de lanzar una candidatura, quizás por el escenario que tendría que enfrentar.

En tanto, Correa, quien actualmente reside en Bélgica y ha sido sentenciado en Ecuador, busca a quién poner como su candidato para las próximas elecciones.

The Economist sentenia que a menos que aparezca un candidato creíble y reformista, es probable que el populismo tome de nuevo el poder, pero esta vez sin dinero.

Fuente: El Universo – Nota Original: aquí