Los hogares que recibieron el Bono de Desarrollo Humano (BDH) aumentaron su índice de bienestar

MIES

Entre 2009 y 2014, los hogares que recibieron el Bono de Desarrollo Humano (BDH) aumentaron su índice de bienestar (riqueza y capacidad para mejorar su nivel social) entre 12% y 13,6%, en comparación con las personas que no recibieron dicho beneficio. Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por los académicos Andrés Mideros y Franziska Gassmann para la Universidad de las Naciones Unidas y que fue difundido este lunes por el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés).

La investigación sostiene que las transferencias directas de efectivo han mejorado la capacidad de los individuos u hogares para moverse entre los estratos sociales. El BDH es una transferencia mensual de dinero que reciben familias extremadamente pobres, siempre y cuando sus hijos asistan de forma regular al colegio y a los centros de salud. Desde 2003, cada hogar registrado en el programa ha recibido $ 15 mensuales, independientemente del tamaño del hogar.

Ese monto creció a $ 30 en 2007, a $35 en 2009 y a $ 50 en 2013. El estudio también demostró que el bienestar aumenta en relación con las transferencias de efectivo más altas. Una transferencia del BDH 10% mayor o $ 3 extra al mes suponen un aumento en el bienestar del 0,79% al 0,86%.

El documento -además- señala que la mejora esmás notoria en los hogares que recibieron el crédito de desarrollo humano (CDH) destinado a promover inversiones productivas. Los hogares que recibieron esta transferencia tienen un índice de bienestar entre 4% y 4,2% más alto que los que solo reciben el BDH. “Los resultados de la investigación deberían convencer a los economistas y a los políticos de que las transferencias de efectivo no deben ser vistas como una mera forma de garantizar alimentación básica, la educación y el acceso a la sanidad.

En realidad, son una herramienta para fomentar la movilidad social a largo plazo”, recoge el WEF. Otra de las conclusiones del estudio es que, para permitir la movilidad social, las políticas contra la pobreza deben estar orientadas a la mejora del acceso a las actividades que generen ingresos. Además, según los académicos, las políticas futuras deben diseñarse teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada hogar.