El personal en servicio pasivo de las FF.AA. plantea congelar el incremento de sueldos y pensiones a los que más ganan. Ellos quieren una homologación real y equitativa.

En 2011, pese a la llegada de un exmilitar a la Presidencia del Perú (Ollanta Humala), los miembros de las FF.AA. de ese país lograron limitadas mejoras salariales. Eso a su vez se vio reflejado en las bajas pensiones jubilares, especialmente del personal de tropa. A los militares peruanos se les aumentó la tasa salarial en un tramo de 5 etapas. Sobre el ingreso bruto se calculó un incremento de $ 330 divididos en 5 entregas. Sin embargo, lo que no se advirtió desde el Gobierno de Humala es que el aumento no se lo realizaría de forma directa a la tasa de ganancia, sino en forma de bonos o compensaciones.

Es una estrategia que llegado el momento de retiro del personal afectaría sustancialmente a la jubilación, pues esta se calcularía a partir del ingreso neto, es decir, el mismo sueldo de hace 4 años. Eso es ahora motivo de reclamos. El personal activo y pasivo de la tropa exige una homologación salarial y “sincerar” los aumentos, de tal forma que estos cuenten al momento de fijar pensión de retiro. En el caso de Ecuador, en 9 años de Gobierno de Rafael Correa, el incremento de los salarios en las FF.AA. se ha visto también reflejado en el aumento de entre 400% a 500% en las pensiones de retiro.

Así lo confirmó el ministro de Defensa, Fernando Cordero. Sin embargo, se han beneficiado especialmente los altos oficiales que pasan al retiro. Por esa razón los representantes de los militares pasivos piden que se aplique una homologación que beneficie también a la tropa.

En el Gobierno de Rafael Correa se corrigió, en gran medida, el error que implicaba dar bonificaciones y compensaciones por antigüedad o condecoraciones al personal de las FF.AA.. Ese dinero no ingresaba a la masa salarial con la que se calculan las futuras pensiones. Eso se ve reflejado en la tabla de salarios que rigió en la última década. Por ejemplo, en 2006 un soldado tenía un sueldo mensual imponible de máximo $ 118, mientras que en 2007 (al inicio del actual gobierno), se incrementó a $ 520. En 2008 pasó a $ 656; en 2009 y 2010, a $819. En 2011 subió a $885; y desde 2012 hasta la fecha se paga $ 933 mensuales. E

n el caso de la alta oficialidad, un general del Ejército tenía en 2006 un sueldo máximo de $ 1.233, mientras que en 2007 subió a $ 3.583. En 2008 incrementó a $4.389, mientras que en 2009 y 2010 lo hizo a $ 4.830.

En 2011 la cifra se ubicó en $ 5.200 y desde 2012 hasta 2015 fue de $ 5.481. Los incrementos se dieron para todos, según los grados y sueldos (ver gráfico), pero benefició a quienes más ganaban. Esto también se evidencia ahora en las pensiones. Según el ministro de Defensa, Fernando Cordero, es solo durante este Gobierno que los salarios de los militares en servicio activo se han incrementado significativamente.

Es por ello que el funcionario resaltó: “Esta revolución salarial propiciada por el Gobierno generó adicionalmente una revolución en las pensiones de retiro militar”. En este Gobierno, además, los uniformados se han beneficiado de otros aspectos como la inversión estatal en viviendas fiscales y la construcción de unidades militares desconcentradas. Según cifras del Ministerio de Defensa, en salarios el Gobierno dispuso en estos 9 años un aumento de entre 400% y 500% más beneficio para los 41 mil militares. Para el pago de pensiones militares se han requerido $ 3.340 millones, de ellos el 80% provino del Estado.