La diplomacia y los deportes se mezclaron torpemente durante la espectacular apertura de los Juegos Olímpicos 2018 en Corea del Sur, mientras adversarios históricos se sentaban a solo unos metros de distancia y Corea del Norte era bienvenida en un escenario que era impensable hace solo unos meses.

CNN en Español

En una ceremonia llena de temas de paz y armonía, el presidente de Corea del Sur Moon Jae In estrechó la mano en dos oportunidades de Kim Yo Jong, la hermana del líder norcoreano Kim Jong Un. Y el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, sentado a unas sillas de distancia en la misma cabina VIP, tenía una expresión imperturbable mientras ocurrían escenas extraordinarias.

El encuentro sin precedentes entre dos altos funcionarios coreanos avivó las esperanzas de que los Olímpicos pudieran tener éxito donde una generación de líderes mundiales ha fallado: sentar las bases, aunque de manera provisional, para un proceso de reconciliación en la península que usualmente parece estar a un paso equivocado de un conflicto nuclear.

Minutos después de la ceremonia, mientras los niños saltaron al mítico panorama, Moon saludó a Kim Yo Jong y a Kim Yong Nam, de 90 años, jefe de estado ceremonial de Corea del Norte y líder de la delegación olímpica de Pyongyang.

Kim Yo Jong, la primera persona de la dinastía del norte en visitar el sur desde el fin de la Guerra de Corea en 1953, sonrió ampliamente durante el apretón de manos.

Luego, las dos figuras de lados opuestos de una Corea dividida miraron a los atletas de sus respectivos países marchar juntos bajo una bandera unificada.

La temática de la paz
Una paloma gigante encendió el cielo, famosos cantantes surcoreanos cantaron Imagine de John Lennon y lo más significativo de todo, atletas del Norte y del Sur marcharon juntos por primera vez en 11 años.

El mensaje no fue sutil. Basada en temas de armonía y unidad, la ceremonia les dio a los coreanos la esperanza —duradera o no— de que sus países, técnicamente aún en guerra, algún día puedan alcanzar la paz.

En la ceremonia la mascota de los Juegos, Soohorang, tuvo un gran protagonismo. El tigre blanco ha sido considerado durante mucho tiempo como un guardián protector de la historia y la cultura coreanas.

En una elaborada final, pregrabada para ser transmitida en televisión para evitar que algo saliera mal— más de 1.200 drones hicieron una coreografía para formar los anillos olímpicos en el cielo.

Pence lucía incómodo
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, que ha sido un fuerte crítico de Corea del Norte antes de los Juegos, se sentó imperturbable en la gélida noche de febrero, y solo se levantó cuando el equipo de Estados Unidos ingresó al estadio.

Los representantes de Estados Unidos y Corea del Norte no hablaron durante la ceremonia y Pence no asistió a una cena programada para más temprano en la que debía compartir la mesa con el líder de la delegación de Corea del Norte.

Sin embargo, Moon recibió a Kim de manera entusiasta y la saludó cálidamente cuando entró a la cabina VIP y luego apretó de nuevo su mano cuando los atletas de Corea del Norte y del Sur entraron al estadio juntos.

La presencia de Kim, que fue promovida por el buró político del país, el órgano superior del partido comunista de Corea del Norte, como miembro suplente el año pasado, representa un movimiento muy significativo en el deshielo de las relaciones entre los vecinos.

Según fuentes diplomáticas, hay una “gran posibilidad” de que Kim invite a Moon a visitar Pyongyang “en algún momento de este año”.

Aunque las fuentes dijeron que “nada es definitivo”, una visita de Moon a Corea del Norte podría ser la primera vez que un presidente surcoreano ponga un pie en ese país desde 2007.

La invitación podría llegar cuando Moon y Kim se reúnan en un almuerzo en la Casa Azul este sábado, luego de que la reunión sea confirmada por un portavoz presidencial de Corea del Sur.

Fuente: CNN en Español