A través de un desfile colorido, miles de personas marcharon por el centro de Guayaquil y alzaron su voz en pro de la tolerancia y las oportunidades.

El Telégrafo

Más de 9.000 personas marcharon en Guayaquil, la tarde de ayer, como parte de los festejos del mes del Orgullo Gay que se realizó en varias partes del mundo. La activista Dayanne Rodríguez explicó que en este tipo de espacios no solo participan miembros de la comunidad LGBTI, sino también sus familiares y amigos que son heterosexuales. “Esto ya es un avance.

Es importante el apoyo de todos y de todas para construir una sociedad más justa, igualitaria, equitativa y responsable con nosotros mismos”. Los carros alegóricos y la caravana humana, que vestía trajes de fantasía y portaba banderas que identifican a la comunidad, partieron a las las 16:00 desde la avenida Malecón y Olmedo, saludando a los curiosos que llenaron las veredas y aceras de los edificios cercanos.

Uno de los participantes, quien prefirió no dar su nombre, acudió con su compañero sentimental portando dos banderas, cuyos colores también fueron su inspiración para teñirse el cabello.

“Nuestro activismo es pasivo. Solo venimos a la marcha porque nos podemos sentir libres, podemos caminar tomados de la mano por las calles y sin el miedo de que nos agredan o insulten. No lo hacemos a diario porque todavía existen prejuicios contra nosotros”. Y continuó: “Mi familia y amigos saben de nuestra relación, pero no podemos exteriorizarla como los demás.

No estoy diciendo que tengamos sexo en público, pero si una pareja hetero se besa en un parque o en un restaurante no pasa nada, pero si dos hombres o dos mujeres lo hacen te sacan del lugar”. Mónica acudió al desfile como apoyo a su sobrino, Ignacio, quien no tiene el respaldo de sus padres.