La reactivación de la diáspora venezolana prende las alarmas en la frontera norte ante la creciente presencia de ciudadanos de ese país que pugnan por ingresar hacia territorio nacional para llegar a Perú, Chile y otras naciones en el sur del continente, utilizando la frontera colombo-ecuatoriana.

Créditos: GAD Tulcán

La reducción de las frecuencias del transporte interprovincial, una vez que Tulcán retornó a semáforo rojo, dificulta el despacho normal de pasajeros. Por ello, se registran aglomeraciones de viajeros en la terminal terrestre, incluso en las noches y madrugadas.

Los exteriores de este lugar fueron sitiados con vallas para evitar que los migrantes pernocten en la plaza adjunta.

Óscar Ruano, gobernador de Carchi, dispuso operativos policiales para desalojar a los extranjeros de ese sitio.

Luego de la crisis que se vivió el 15, 16, 17 y 18 de enero, en los que se movilizaron más de ocho mil pasajeros, la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) dispuso el aumento de frecuencias para evacuar la alta presencia de extranjeros.

Fernando Villarroel, administrador del centro de movilidad, comentó que durante los cuatro días, a los que calificó como críticos, el 75 % de viajeros fueron de origen venezolano, razón por la que solicitaron la autorización para despachar buses extras.

Investigan éxodo

El éxodo y presencia sorpresiva de los foráneos por estos días es investigado por inteligencia policial y militar, ya que hay sospechas de que algunos vinieron al país a votar, como dejó entrever el gobernador Ruano en diálogo con Carchi Noticias.

No obstante, un grupo de viajeros entrevistados por EL UNIVERSO en la terminal de Tulcán dijeron que van a Perú o Chile porque en Venezuela ahora todo se compra con valor en dólares, algo que complica la situación económica.

Willy Rosales, oriundo de Mérida, quien se aprestaba ayer a viajar a Perú, con nostalgia explicó que no hay gasolina, agua ni luz en su país, situación que se vuelve invivible. “Yo sé que en otros países debo pagar por los servicios, pero la ventaja es que sí nos podemos hasta bañar”, dijo. José Almeida, nacido en San Cristóbal, agregó que la gente en Caracas recibe un bono o una canasta sin carne una vez al mes, no pagan por la luz o el agua, pero no hay servicio y resulta un lujo bañarse.

Joan Rivas, quien iba hacia el Callao, Perú, contó que emigraba para sobrevivir. “Trabajamos fuertemente en cualquier actividad, porque nuestros títulos no sirven en otros países para mensualmente reunir $ 35 para enviarlos a nuestros hijos y familiares”, citó.

Villarroel, el administrador del centro de movilidad, indicó que conocen que el 30 % no puede acceder al transporte público, razón por la que continúan caminando o pidiendo ayuda a los vehículos.

Diariamente en la E-35, entre Tulcán–Ibarra y Quito se ve entre 500 y 600 migrantes transitando a pie.

Frente a las restricciones existentes en la frontera ecuatoriano-peruana dijeron que regresarse sería un error, ya que llevan varios días que dejaron sus hogares y vienen sorteando muchas peripecias para llegar hasta suelo peruano.

Situación en frontera sur

Esta semana el Gobierno de Perú desplegó a sus Fuerzas Armadas en la frontera con Ecuador para disuadir la inmigración ilegal que presuntamente se ha incrementado en las últimas semanas con la llegada clandestina de ciudadanos extranjeros, en su mayoría venezolanos, desde su país.

A lo largo de la ribera izquierda del río Zarumilla, que marca la frontera entre Perú y Ecuador, se ubicaron más de 50 vehículos del Ejército peruano, entre tanques, carros de combate, automotores blindados y patrulleros, así como más de 1.200 militares. Su objetivo será vigilar hasta 30 pasos fronterizos clandestinos que han sido identificados como los más utilizados por los migrantes.

La presencia militar frente al territorio ecuatoriano se da luego de que la policía peruana anunciara la detención de casi 500 inmigrantes ilegales.

Nota Original: El Universo – LINK