Investigadores del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE) y el Hospital Universitario Charité de Berlín han identificado anticuerpos altamente efectivos contra el coronavirus SARS-CoV-2 y ahora están buscando el desarrollo de un vacuna pasiva, informaron mediante un comunicado de prensa.

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En este proceso también han descubierto que algunos anticuerpos contra el SARS-CoV-2 se unen a muestras de tejido de varios órganos, lo que podría desencadenar efectos secundarios no deseados, de acuerdo a la investigación publicada en la revista científica Cell.

En estudios realizados con hámsters se demostró la alta efectividad de los anticuerpos identificados.

«Si los anticuerpos se administraron después de una infección, los hámsters desarrollaron como mucho síntomas leves de la enfermedad. Si los anticuerpos se aplicaran de forma preventiva, antes de la infección, los animales no se enfermarían”, dijo el Dr. Jakob Kreye, coordinador del proyecto de investigación actual mediante un comunicado de prensa.

Inicialmente, los científicos aislaron casi 600 anticuerpos diferentes de la sangre de personas que habían superado el COVID-19, la enfermedad desencadenada por el SARS-CoV-2. Por medio de pruebas de laboratorio, pudieron reducir este número a unos pocos anticuerpos que fueron particularmente efectivos para unirse al virus.

«Tres de nuestros anticuerpos son particularmente prometedores para el desarrollo clínico», explicó el Prof. Dr. Harald Prüss, líder del grupo de investigación en la DZNE y también médico senior de la Clínica de Neurología del hospital Charité.

Además del tratamiento de pacientes, la protección preventiva de personas sanas que han tenido contacto con personas infectadas también es una aplicación potencial. La duración de la protección deberá investigarse en estudios clínicos. “Esto se debe a que, a diferencia de la vacunación activa, la vacunación pasiva implica la administración de anticuerpos prefabricados, que se degradan después de algún tiempo”, dijo el Prof. Prüss.

La denominada vacunación pasiva tiene la ventaja de que, para combatir una infección, el cuerpo no tiene que producir primero anticuerpos, sino que obtiene directamente los anticuerpos correspondientes y puede combatir inmediatamente el agente patógeno.

La desventaja es que en general no tiene una duración prolongada, ya que los anticuerpos se debilitan después de unos 30 días. Es posible que pasado este periodo el organismo se pueda infectar de nuevo con el mismo patógeno.

El próximo paso de esta investigación son los ensayos clínicos en humanos, los cuales empezarían a finales de este año.

Nota Original: El Universo – LINK