La llegada de ceniza proveniente del volcán Sangay (ubicado en la Amazonía) a cuatro provincias del país (Guayas, Chimborazo, Santa Elena y Los Ríos) no significa un aumento en la actividad volcánica de este coloso.

Benjamin Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, recordó que en mayo del 2019 empezó un nuevo proceso de erupción del Sangay. Crédito: Instituto Geofísico.

La llegada de ceniza proveniente del volcán Sangay (ubicado en la Amazonía) a cuatro provincias del país (Guayas, Chimborazo, Santa Elena y Los Ríos) no significa un aumento en la actividad volcánica de este coloso.

Benjamin Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, recordó que en mayo del 2019 empezó un nuevo proceso de erupción del Sangay, que ha estado caracterizado por descenso de flujos de lava, explosiones y emisiones de ceniza como la ocurrida durante la madrugada del martes 9 de junio.

“En la mayoría del tiempo esas emisiones se quedan cerca del volcán, pero en ocasiones tenemos vientos fuertes que los pueden llevar a distancias mayores, incluso a ciudades como Cuenca y hoy llegó a Guayaquil”, señaló el experto.

El polvo volcánico fue arrastrado por los fuertes vientos que provienen de la Amazonía con dirección al occidente del edificio volcánico. Barnard mostró los registros de las emisiones de gas de este volcán y explicó que no hay una mayor variación de la actividad volcánica.

“Es constante. Tenemos plumas de gas, de ceniza, todos los días y no tenemos un incremento mayor de esa actividad”. Lo que sí registraron los equipos del Geofísico en las últimas 24 horas, fueron alertas termales (de calor) sobre el flanco sur oriental del volcán y depósitos calientes (asociados a la lava que descendió) en la cabecera del río Volcán. Esto ocurrió como durante la noche del 8 de junio del 2020.

“Tenemos un evento que ha sido un colapso un poco grande y por eso ha llegado cerca de la confluencia con el río Upano”, dijo Bernard. Cuando ocurren esos colapsos, agregó el vulcanólogo, hay bastante ceniza.

“En función del viento, esa ceniza puede ser movilizada y llegar a diferentes ciudades”. Pero insistió en que esos colapsos han sido frecuentes en los últimos 12 meses. Las localidades que registraron la mayor cantidad de ceniza fueron Alausí y Cebadas, en Chimborazo.

Allí se formó una capa de casi 1 milímetro de espesor. En Guayas y Santa Elena, por la distancia, la capa de ceniza fue más leve.

¿Cómo limpiar la ceniza?

Bernard explicó que si bien la capa de ceniza que cayó este martes en varias localidades del sur del país, es leve y no supera el milímetro, es preferible evitar una exposición continua a la misma.

«La ceniza es muy fina y puede causar un problema respiratorio«. Antes de manejar o salir a las calles, contó Bernard, hay que barrer o aislar la ceniza. No arrojarla por las alcantarillas.

Por ello, los expertos del Geofísico recomiendan primero cubrirse con mascarillas y lentes (de ser posible) para limpiar las superficies del polvo volcánico. Para ello, se aconseja recoger la ceniza con escobas o palas y colocarla en fundas o costales para luego desecharlas, y en ningún momento se recomienda usar agua.

Tampoco se debe arrojar la ceniza a las calles y hay que tener precaución para limpiar las partes de la vivienda que puedan representar un riesgo, como los techos. Es importante proteger a los animales del polvo volcánico, principalmente a los que se alimentan del pasto o están en los exteriores. “La ceniza no es muy tóxica, pero la exposición si puede provocar afectaciones”

Fuente: El Comercio-Nota Original: LINK