A menos de 80 días de que se realicen las elecciones generales del 7 de febrero de 2021, aún se desconocen las medidas sanitarias que fomentarán la Función Electoral y el Gobierno para evitar contagios de COVID-19 y un posible incremento del ausentismo.

Créditos: El Universo

El Consejo Nacional Electoral (CNE) implementó un primer plan piloto sobre la aplicación de las medidas sanitarias el 15 de noviembre, en la elección del Directorio y el Consejo de Vigilancia del Club de Voluntarios de la Fuerza Terrestre.

Ahí se desarrollaron acciones como el uso de mascarilla, el distanciamiento, la desinfección de espacios, que el elector se retire la mascarilla para constatar su rostro con el de la cédula, los procedimientos de los miembros de las Juntas Receptoras del Voto (JRV), entre otras.

El vicepresidente, Enrique Pita, hizo una evaluación ante sus otros cuatro colegas. Observó, por ejemplo, que hubo electores que se negaron a retirarse la mascarilla, que el vocal electoral miraba «con dificultad» los datos del elector por el protector facial y que los delegados de las listas firmaban las actas sin el debido distanciamiento.

Y recomendó que se establezcan acciones para los recintos electorales en espacios pequeños; prever contingencias, como que un ciudadano se rehúse a quitar su mascarilla o que no la use; que se recuerde mantener el distanciamiento al firmar el padrón electoral, y que se planifiquen medidas de desinfección que no dañen las papeletas electorales al escrutar los votos porque suelen ponerse en el piso.

Para él, la emergencia sanitaria es un motivo para crear un “Comité de Emergencia Electoral que determine un plan, no solo en el interior de los recintos, sino también para el exterior».

Los plazos para llegar al 7 de febrero están corriendo y entre el CNE y el Gobierno se dieron las primeras contradicciones.

El director del Servicio de Gestión de Riesgos, Rommel Salazar, dijo el jueves pasado en una rueda de prensa virtual que en las mesas técnicas con varias autoridades dentro del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional se está trabajando en un protocolo que se presentará en los próximos días.

Mientras que el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, anunció en ese mismo espacio que se pedirá que los 272.000 miembros de las juntas escogidos acudan con el resultado de una prueba de coronavirus negativa, y que esa institución daría esa cobertura.

Atamaint reconoció que se enteró de estas propuestas por la prensa. “Esta institución no conocía de esta decisión de realizar pruebas PCR, pero esperamos conversar con el ministro. Nosotros aprobamos un protocolo (para el 15 de noviembre), pero no contemplaba las pruebas. En todo caso, nada está de más y las iniciativas que puedan venir tendremos que incorporarlas para sumar los cuidados”, añadió.

Tampoco se ha definido cómo se realizará la adquisición de los kits de bioseguridad. Atamaint indicó que ello está previsto dentro del presupuesto de $ 91 millones, y ofreció dialogar con los ministerios de Salud y Finanzas para que se les recomiende a quién se podría hacer la compra o si se firmará un convenio de cooperación.

“Vamos a hacer estos acercamientos, porque hemos escuchado a través de la prensa que el ministerio hará las pruebas. Queremos conocer en qué consiste este plan, pues no hemos tenido conocimiento”, señaló.

Sobre la posibilidad de que un elector se quite la mascarilla, el pleno esperará el informe del simulacro del domingo anterior, para dar “una respuesta definitiva y determinar si este pedido se hará en febrero”, precisó.

Pero esta jornada electoral en el contexto de la pandemia también podría elevar el ausentismo. Según cifras oficiales, en las elecciones nacionales del 2013 el porcentaje de ausentismo fue del 18,9%; en el 2017 , del 15,68% a nivel nacional y el 60,76% en el exterior.

El director de la encuestadora Click Research, Francis Romero, cree que en estos comicios, el ausentismo será mayor. «Cuando hemos hecho las investigaciones, la mayoría dice que acudirá tomando las medidas necesarias. Pero todo dependerá de factores, como si es que hay un rebrote en enero por las fiestas de diciembre, los electores preferirán no acudir”.

Considera que más del 50% irá a las urnas, porque en las últimas mediciones realizadas entre agosto y septiembre, «ocho de cada diez personas indicaron que sí tienen intención de ir a votar”.

Otro sector del electorado es el voto facultativo. Y según Romero, los candidatos tendrán la tarea de «motivarlos» a sufragar.

El padrón electoral refleja que 633.044 son jóvenes de entre los 16 y 18 años de edad, y los mayores de 65 años abarcan el 1’613.132.

Para Romero «uno de cada cuatro iría a votar», por lo que se esperaría «que el 75% de los que no están obligados a votar, no voten”, estimó.

María José Calderón, exdirectora del Instituto de la Democracia del CNE, cree que “el voto facultativo será el que más sufrirá en estas elecciones”.

“Mucha gente no va a arriesgarse, sobre todo aquellos de la tercera edad y adolescentes que se integran a la vida pública. El riesgo es que este grupo no va a estar disponible para los candidatos, a lo que se suma la fragmentación del voto por el número de candidatos, que solo para la Presidencia de la República hay más de quince”, comentó.

Pita prefiere no anticipar un criterio al respecto, pero “sí preocupa”. Y no descarta que el ausentismo afecte a ciertos candidatos y tendencias políticas. “Habrá electores que prefieran pagar la multa, y otros que no tengan recursos y prefieran votar y ellos tienen sus candidatos. Esto podría tener un impacto en los resultados y las preferencias políticas”, indicó.

El analista y ex presidente del extinto Tribunal Supremo Electoral Medardo Oleas dice que estos comicios darán un «análisis real del ausentismo».

«Hay un padrón activo y pasivo, en donde se verá la votación real y se podrá definir quiénes no fueron por el coronavirus, por ejemplo», expresó.

Cree que no habrá fragmentación del voto «porque hay una desigualdad total. Estamos en una promoción electoral no controlada, porque hay tres binomios que se promocionan y los otros pasan desapercibidos, ahí se ve la inequidad y la falta de control del CNE».

Para Oleas quienes decidirán en las urnas serán «los indecisos». «Ellos son el grupo más duro de voto porque están decepcionados con la corrupción, con el sistema y son los que elegirán a las autoridades».

Nota Original: El Universo – LINK