La trata de personas consiste en convencer a una persona a través de engaños, amenazas y falsas promesas, de una vida mejor para que realice una actividad en provecho de otros. ¿Pero cómo ingresan las mujeres a estas redes?

Trata de personas

Tomás Guayasamín, director de Prevención de Trata de Personas en el Ministerio del Interior, asegura que, por lo general, el mecanismo de captación es a través de engaños y del enamoramiento. El tratante es muy hábil para definir qué persona cumple con las características requeridas y en su mayoría las víctimas provienen de lugares con escasez de educación y recursos económicos.

Según Guayasamín, los explotadores, en su mayoría, no pertenecen a grandes mafias, sino que se encuentran dentro del círculo social de la víctima y lo hace por un interés netamente personal y económico.

Como el informe mundial sobre trata de personas de la oficina de Naciones Unidas en contra de droga y delito indica, el 71% de las víctimas son mujeres y niñas. En Ecuador, se registraron 304 casos de víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, entre enero de 2017 y junio de 2019; sin embargo, se desconoce el número de sentenciados por el delito.

Harold Burbano, Director General Tutelar de la Defensoría del Pueblo, cuenta como es el procedimiento cuando una víctima es traída del exterior al Ecuador. “El conocimiento del caso lo tiene primero la Policía Nacional y el Ministerio del Interior; ellos, a través de sus propias estructuras, generan el proceso y a nosotros no nos involucran. Nosotros acompañamos a la víctima en su proceso de recuperación”.

Sin embargo, estos datos no se los considera del todo certeros, debido a un reporte de las Naciones Unidas en el que se determina que por cada caso que se reporta de trata de personas con fines de explotación sexual, 20 quedan sin conocimiento.

Ecuador sólo cuenta con dos casas de acogida que ayudan psicológicamente a las sobrevivientes de trata con fines de explotación sexual: una se ubica en Machala y la otra en Quito; dos de las ciudades dónde se reportan la mayoría de estos casos.

María Elena Guamán es comunicadora y cofundadora de la Fundación ‘Alas de Colibrí’, que brinda ayuda a las sobrevivientes de este delito desde hace siete años en Quito. Ella asegura que los operadores de justicia naturalizan la trata y muchas veces no derivan los casos a la fundación por esta razón.

Actualmente la Fundación cuenta con 10 jóvenes de entre 12 y 17 años de edad; sus procesos psicológicos, legales y educativos duran entre 3 y 6 meses dependiendo su gravedad.

Según un estudio realizado por Womens Link Worldwide en la Organización de los Estados Americanos (OEA), México, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay todavía no identifican, ni asisten de manera adecuada a las víctimas de trata con fines de explotación sexual. “Intentamos con los pocos recursos que tenemos hacer un seguimiento”, afirma Guamán.

La seguridad máxima que la Fundación ofrece es mantener oculta de sus redes sociales y página web la dirección del “Nido”, hogar donde conviven las sobrevivientes. Según Guamán, tiempo atrás el Ministerio del Interior les propiciaba personal femenino policial antes de que, por una ordenanza, los agentes fueran reubicados en nuevas zonas.

No obstante, ‘Alas de Colibrí’ se encarga solo de la recuperación de sobrevivientes menores de edad; por lo que en el caso de que la policía rescate víctimas mayores de 18 años, estas quedan a la deriva.

Los casos de trata de personas son de los delitos menos judicializados y una de las 4 mafias mundiales que más dinero recauda. La lucha contra esta forma de criminalidad organizada es cada vez mayor; es así que el 30 de Julio de cada año se conmemora el Día Mundial contra la Trata, para subrayar la importancia de que los gobiernos tomen medidas a favor de las víctimas.