La presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, comienza hoy una ronda de consultas con las autoridades rusas con el propósito de impulsar las relaciones entre Quito y Moscú, en particular en el ámbito económico.

La presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, comienza hoy una ronda de consultas con las autoridades rusas con el propósito de impulsar las relaciones entre Quito y Moscú, en particular en el ámbito económico.

Rivadeneira, cuyas actividades en la capital rusa se iniciaron con una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido, junto a la muralla del Kremlin, se reunirá hoy con la presidenta del Consejo de la Federación (Cámara Alta del Parlamento de Rusia), Valentina Matvienko.

Mañana, la presidenta del Legislativo ecuatoriano mantendrá conversaciones con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov.

Su agenda incluye una reunión con el presidente de la Cámara de Comercio de Rusia, Serguéi Katyrin, así como un encuentro con los estudiantes ecuatorianos que residen en Moscú.

La presidenta del Legislativo ecuatoriano llegó anoche a la capital rusa procedente de Bielorrusia, donde fue recibida por el presidente de ese país eslavo, Alexandr Lukashenko.

Según medios ecuatorianos, en Moscú, además de fortalecer los lazos interparlamentarios, Rivadeneira abordará asuntos económicos concretos, como la facilitación de la apertura del mercado ruso a los productos lácteos ecuatorianos.

En 2014, los intercambios comerciales entre Rusia y Ecuador sumaron cerca de 1.000 millones de dólares, de los cuales poco más del 80 por ciento correspondieron a las exportaciones ecuatorianas.

El jefe del Servicio Federal Ruso de Supervisión Veterinaria y Fitosanitaria, Serguéi Dankvert, admitió esta semana que las importaciones de productos agrícolas latinoamericanos han disminuido considerablemente y destacó la necesidad de aplicar esfuerzos para «restablecer y ampliar» los intercambios comerciales.

Dankvert señaló que el volumen de suministros procedentes de Latinoamérica se ha reducido en el 30 por ciento, fenómeno que atribuyó a la caída de la demanda.