Posorja cambió desde el martes. Luego de que una turba linchara a tres personas, en esta parroquia de Guayaquil, hay más policías. Pero los vecinos dicen que este es un pueblo pesquero sin mayores sobresaltos ni violencia extrema.

El Telégrafo

Al pie del parque está el malecón. Sobre los diques de cemento que protegen el suelo de la erosión, los pescadores artesanales observan sus embarcaciones flotando en el mar.

Se acerca la veda del pez chinchorrero y el negocio está bajo; no pescan. Por eso, la mayoría aprovecha la mañana nublada para conversar. El viernes hablaban del linchamiento, de la UPC quemada, de los detenidos, de la llegada de 70 policías más. Antes del triple crimen había 12. Un hombre decía que es terrible lo que sucedió.

Otro aseguraba que se enteraron después y que no vieron nada. Blanca, moradora de 50 años, cuenta que la paz de la comuna se terminó con la turba. Dice que lo único que había visto hasta ahora son los robos a personas, que afecta a vecindarios alejados al malecón.

Fuente: El Comercio Nota Original LINK