Cualquier rasgo que antes parecía insignificante ahora cobra relevancia. ¿Tuvo una cicatriz, una fractura o un tatuaje? Este tipo de datos ha sido solicitado por los forenses del Instituto de Medina Legal de Cali a los familiares del periodista Javier Ortega, del fotógrafo Paúl Rivas y del conductor Efraín Segarra, quienes fueron asesinados por un grupo disidente de las FARC.

Twitter: @JacquelineRodas

La información sirve para la identificación de los cuerpos hallados en Tumaco, el jueves 21 de junio del 2018 pasado, en una zona selvática que colinda con Esmeraldas.

Los detalles del rescate de los restos todavía son desconocidos para los familiares y delegados del Comité Interinstitucional de la Cruz Roja, que les da acompañamiento psicológico. Hoy (25 de junio del 2018) se entregarán a las familias los resultados de las pruebas, que incluyen exámenes de ADN, antropología dental y peritajes a las prendas de vestir que llevaban los cuerpos.

La recopilación sobre las características físicas se realizó a través de entrevistas. Alejandro Ortega recordó los lunares de la frente y cuello de Javier, su hermano tres años menor. No tenía tatuajes, pero sí cinco piezas dentales con resina y tres cicatrices: una en cada ceja y otra en el pecho, que su hermano se hizo cuando tenía seis años.

El pariente recuerda que entonces ambos eran niños y que intentaban destapar una cañería con un producto de limpieza. La sustancia era corrosiva y cuando Alejandro le pidió a Javier que dejara el frasco en su lugar, el líquido le salpicó en el pecho. A penas fue una gota, pero traspasó la camiseta de Javier y le causó una cicatriz redonda, de 2 centímetros de diámetro.

“Nunca imaginé que este tipo de rasgos iban a ser importantes y que servirían para saber si un cuerpo ya en descomposición es el de mi hermanito. Parece que estoy soñando”. Mariana Reyes, madre del periodista, levanta la mirada que ha clavado en el suelo del lobby del hotel donde se hospeda.

Como si quisiera salir de una pesadilla, bromea: “Bueno, tampoco es tan difícil identificarlo: es el más chiquito”. Javier era el menor estatura de su familia y su padre Galo, lo llama “mi héroe”.

Sus padres entregaron a los expertos el cepillo de dientes del comunicador y cabellos que recogieron de su cama. Las razones de su muerte no han sido aclaradas, como tampoco la de Paúl y de Efraín. La mayoría de información sobre el caso la han conocido por las redes sociales y medios de comunicación colombianos. La anticipada entrega de resultados forenses, a través del Twitter del Ministerio de Defensa colombiano, provocó una nota de protesta de Ecuador.

Carolina Rivas les contó a los forenses que su padre Paúl tenía una cicatriz en la mano derecha, por una operación de tendones en los dedos anular e índice. Se lesionó uno de los dedos en el 2014 después de un partido de fútbol en el que jugó de guardameta. De los tres, Paúl era el más alto. “Les di hasta la talla del zapato, era número 43”, dice la joven.

Para Christian Segarra, la identificación del cuerpo de su padre sería la más sencilla. El conductor del equipo tenía dos implantes dentales, tuvo una vez una fractura de la mandíbula y una cicatriz en la oreja.

Esta última lesión se hizo antes de trabajar en EL COMERCIO, hace más de 16 años. En ese entonces Efraín manejaba un taxi, después de cumplir su jornada laboral en un banco y una noche fue asaltado.  Su hijo mayor, Patricio, recuerda que llegó a casa ensangrentado porque se había enfrentado con el delincuente.

Ahora, cada uno los familiares se hace preguntas sobre el estado de los cuerpos. No los han visto, saben que se encuentran en avanzado estado de descomposición, pero desconocen si podrán mirarlos de nuevo o tendrán que confiar en las pruebas forenses y despedirse de ellos sin tocarlos.

Pese a no tener aún la certeza científica de que esos restos humanos corresponden a sus seres queridos, los allegados aprovecharon que ayer (24 de junio del 2018) no tenían actividades y buscaron en tiendas la ropa para el funeral.

Cita con Carlos Negret ​

Anoche hubo una reunión reservada entre los familiares y Carlos Negret, defensor del Pueblo de Colombia. “De los ciudadanos ecuatorianos que fueron asesinados se tendrá la verdad”, dijo el funcionario en una rueda de prensa conjunta. En la reunión los allegados también pidieron el acompañamiento de la Defensoría para que este caso y el de los ecuatorianos Óscar Villacís y Vanessa Velasco se resuelvan.

Negret hizo un llamado para que alias ‘Guacho’ entregue a la pareja de comerciantes, aún secuestrada y de que la que no hay noticias desde abril.

Fuente: El Comercio