Los Patriots de Nueva Inglaterra y los Rams de Los Ángeles se enfrentarán por el título Vince Lombardi en una revancha del Super Bowl XXXVI, donde los primeros lo harán con un equipo experimentado y los segundos tratarán de hacer valer su juventud para iniciarla.

Los Patriots y Rams jugarán mañana el Super Bowl - El Telégrafo

Los Patriots, como hicieron en el primer duelo del 2002 y que ganaron por 20-17 a los Rams de San Luis, al Super Bowl LIII de este domingo llegan nuevamente con la dupla estelar y legendaria que forman el mariscal de campo Tom Brady, de 41 años, y su entrenador en jefe Bill Belichick, de 66, que iniciaron la dinastía.

Ambos se encuentran ante el umbral de batir nuevas marcas individuales históricas si consiguen el sexto título de Super Bowl con Brady superando al miembro del Salón de la Fama Charles Haley (cinco) y siendo el más ganador de todos los tiempos.

Belichick se uniría a George Halas y Curly Lambeau como los únicos entrenadores en la historia en ganar seis campeonatos de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).

Mientras que los Patriots (11 Super Bowls) buscarán conseguir su victoria número 37 en playoffs, que será la mejor de todos los tiempos, ahora están empatados con los Steelers de Pittsburgh (36).

Enfrente, la juventud de los Rams, que estarán presentes con su entrenador en jefe Sean McVay, de 33 años, que en el 2002 era un aficionado al fútbol de sólo 14, que asistió al partido del Super Bowl XXXVI, y el quarterback Jared Goff, de 24, dice que ni siquiera recuerda ese partido, que los Patriots ganaron por 20-17, y que se llevó a cabo cuando él tenía apenas ocho.

Pero ahora son ellos los protagonistas que tendrán que hacer frente al equipo que para muchos ya es considerado como el mejor en la historia de la NFL, que llega a su tercer Super Bowl consecutivo y el cuarto en cinco años.

La ofensiva de los Patriots supo con anticipación lo que les esperaba en el Super Bowl LIII, y tuvo dos semanas de entrenamientos con Brady más en forma y concentrado que nunca. Brady tiene uno de los lanzamientos más rápidos de toda la liga, pero para que los Patriots impongan la ofensiva, la misión principal es siempre saber dónde están los defensivos Aaron Donald y Ndamukong Suh para presionar.

Pero los Rams podrían tener que buscar otro lado para generar presión, pero no les resultará fácil porque los Patriots son el mejor equipo de la NFL contra ese tipo de cuadros defensivos. Mientras que el mundo se enfoca en cómo los Rams pueden presionar y anular a Brady, los defensores de los Rams se enfocan en detener primero el mortal ataque de los Patriots con jugadores estelares como los veteranos, el receptor Julian Edelman y el ala cerrada Rob Gronkowski.

Mientras que los corredores, el novato Sony Michel y James White son demoledores con el balón en su poder. McVay, que con sus 33 años y 10 días será el entrenador más joven en dirigir a un equipo en el Super Bowl, es un «genio» en el juego ofensivo y en las dos temporadas que lleva con los Rams fueron primeros y segundos en puntos por partidos.

Gracias a la eficacia de Goff, seleccionado con el número uno en el sorteo universitario del 2016, que se ha convertido en el primero en la historia de la NFL que con sólo tres temporadas de profesional ya será protagonista en un Super Bowl.

Sus aliados en la ofensiva de los Rams serán el corredor Todd Gurley, quien llega al partido en plenitud de forma física, junto con su compañero de posición C.J.Anderson, ambos de un poder enorme en sus piernas.

Mientras que el jugador de la velocidad en la ofensiva de los Rams y objetivo preferido de Goff es el receptor abierto Brandin Cooks, quien puede romper a cualquier defensa incluida a la de los Patriots para no sólo anotar sino permitir que el pateador estelar Greg Zuerlen haga valer su clase con las patadas en los intentos de goles de campo.

El escándalo que se generó con la actuación arbitral en el partido de Campeonato de la Conferencia Nacional (NFC) y que permitió a los Rams ganar en la prórroga por 23-26 a los Saints de Nueva Orleans hará que todas las miradas estén puestas de manera especial en el juez principal John Parry, que encabeza la terna de siete árbitros.

El más interesado en su labor será el propio comisionado de la NFL, Roger Goodell, quien admitió el «gravísimo» error cometido por los árbitros al no señalar dos faltas que se dieron a la vez en la misma jugada con choque de cascos e interferencia.

Aunque el mundo de las apuestas, que van a mover más de 6.000 millones de dólares, siguen favorables a los Patriots, la deferencia es mínima en cuanto lo que pueda pasar el domingo a partir de las 6:30 hora del Este (23.30 gmt). Cuando ambos equipos salten al césped artificial del nuevo estadio Mercedes Benz, que costó 1.600 millones de dólares y fue inaugurado en el 2017, Atlanta alberga por tercera vez el Super Bowl.

Las dos anteriores se dieron en 1994 y el 2000, respectivamente, en el Georgia Dome, donde los Rams, que entonces tenían su sede en San Luis, consiguieron el único titulo que tienen de Super Bowl al vencer por 23-16 a los Titans de Tennessee.

A pesar que el promedio del coste de las entradas para ver el partido estará cercano a los 5.000 dólares, ya está todo el aforo oficial de 75.324 espectadores vendido, aunque en el mercado de la reventa se ha comenzado a pedir hasta 30.000 dólares y se han pagado 25.000 dólares por un boleto.

Mientras que las compañías que van anunciarse a través de la televisión durante el Super Bowl, el mayor evento deportivo del año en Estados Unidos que paraliza al país entero, tendrán que pagar 5,5 millones de dólares por cada comercial de 30 segundos a la cadena CBS que será la que posee los derechos de trasmisión.

El ansiado y tradicional espectáculo musical del medio tiempo este año tendrá de protagonistas al grupo de rock Maroon 5, acompañado por los cantantes Travis Scott y Big Boi, mientras que la artista Gladys Knight interpretará el himno nacional.

Atlanta también es la ciudad más segura del país y del mundo con 1.500 agentes federales, estatales y locales que trabajan junto con miles de personas de empresas privadas para blindarla por tierra y aire contra posibles ataques terroristas mientras se celebre el mayor espectáculo deportivo del año en Estados Unidos que dejará a la sede unos ingreso económicos de 500 millones de dólares.

Fuente: El Telégrafo – Nota original: LINK