Elizabeth Otavalo, madre de María Belén Bernal, lamentó los ataques que se han producido en su contra a través de las redes sociales y aclaró que lo único que busca es transparencia en las investigaciones y el respeto para su familia y la memoria de su hija.

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Un día más en la búsqueda de respuestas, tratando de mantener la frente en alto, aunque la tristeza pese más. La sed de justicia y la fuerza del amor es lo que mueven a Elizabeth Otavalo a buscar transparencia en la investigación del asesinato de su hija, María Belén Bernal, y que los responsables directos e indirectos paguen por el irreparable daño causado.

En Notimundo al Día, Otavalo detalló que sus comparecencias en la Asamblea Nacional responden a ese insaciable deseo de que se agilicen las labores investigativas y que estas sean fiscalizadas por los legisladores. Criticó que, mientras el presidente de la República, Guillermo Lasso, ejecuta acciones simbólicas, como el cierre y demolición del edificio donde perdió la vida María Belén, su bloque parlamentario «se negó» a que se efectúen diligencias de control político, a través de la Comisión Multipartidista que se conformó para el caso.

«No entiendo el motivo de la negativa del bloque del Presidente y de algunos independientes, si esto no es una cuestión política«, señaló Elizabeth. Indicó que también pudo reunirse con la fiscal general del Estado, Diana Salazar, y el equipo especializado que arribó desde Colombia para dar soporte en las investigaciones.

Fue enfática en manifestar que el momento en que vio el lugar donde fue hallado el cuerpo sin vida de María Belén le surgieron «todas las dudas posibles», debido a la posición en que se encontraba y otros detalles que decidió omitir por efectos de las investigaciones que están en curso. No obstante, ratificó que el hecho no pudo haber sido realizado por una sola persona, pues la quebrada del cerro Casitagua, donde ocurrió el hallazgo, es de difícil acceso y habría resultado imposible que Germán Cáceres, esposo y principal sospechoso del asesinato, logre el cometido por su cuenta.

Pero la angustia por conocer la verdad no ha venido sola, pues en contra de ella y su familia se ha desatado una campaña de «trolls» con la que ha tenido que lidiar. Refirió que en su vida profesional ha laborado por 32 años en el sector público, cumpliendo con su deber y sin afectar a terceros, por lo que no comprende los intentos de deslegitimar su lucha y clamor por justicia. Añadió que, si optaba por el silencio, el cuerpo de María Belén jamás hubiese aparecido. Afirmó que no necesita aclarar las calumnias que se han levantado en su contra, pues el objeto de la investigación es el femicidio, y no su vida personal ni la imagen de María Belén.

Reconoció que está cansada, y eso se refleja en su mirada y tono de voz. «Las redes sociales ya no quiero leerlas, estoy agotada», añadió. Precisó también que su vida ha cambiado desde el fatídico 11 de septiembre en que ya no se supo más de su hija, pues ahora se encarga del cuidado de su nieto, de 13 años. Para el pequeño, comentó, se ha brindado atención psicológica en la unidad educativa a la que pertenece, sin embargo, insistió en que existe una revictimización por todo el contenido que circula en las redes.

«Yo lo que exijo es respeto para la memoria de mi hija y para mi familia», dijo.

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