Existen muchos desastres que producen el efecto denominado stress posttraumático. Terremotos, inundaciones, accidentes y otros hechos sorpresivos y violentos suelen dejar serias secuelas en las personas. Indudablemente, frente a circunstancias extraordinarias como éstas, hay una reacción normal: el traumatismo adaptativo, que genera sensación de miedo, huida y a veces llanto o deseos de gritar. Pero esa reacción dura un tiempo determinado, y se va aminorando paulatinamente.