El Ministerio del Ambiente y la Policía Nacional decomisaron 1.616 kilos de palma de cera en más de 150 operativos efectuados a escala nacional para evitar la comercialización de ramos elaborados con palma.

Incautación de la palma de cera
Incautación de la palma de cera / Créditos: El Telégrafo

Estos son los resultados que anunció la Cartera del Ambiente, al finalizar la campaña nacional “Tradición y Conservación van de la mano”, luego de que culminara la temporada de venta de adornos por el Domingo de Ramos, a propósito de la Semana Santa.

Según la información difundida, 2.000 funcionarios, guardaparques y miembros de la Unidad de Protección del Medio Ambiente recorrieron plazas, mercados, iglesias y ferias libres. Como resultado de estas acciones, además, se logró decomisar 3181 artesanías elaboradas con palma de cera.

El ministro del Ambiente, Marcelo Mata, señaló que “se iniciarán los procesos administrativos correspondientes contra aquellos ciudadanos que utilizaron o intentaron comercializar palma de cera, amparados en el Código Orgánico Ambiental, que determina una sanción de hasta USD 4.000 dólares por la infracción muy grave y, penales con base en el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal que sanciona los delitos contra la flora y fauna silvestres con pena privativa de libertad de uno a tres años”.

Chimborazo es la provincia en la cual se realizó el mayor incautación de este año con 1.173,81 kilos decomisados en las parroquias Cañi y Juan de Velasco, pertenecientes al cantón Colta, en los sectores de Trigoloma, El Olivo, Jesús del Gran Poder, del cantón Pallatanga y en cuatro Iglesias de Riobamba.

La palma de cera cumple varias funciones ecológicas para los oso de anteojos, loros, tucanes, roedores e insectos, pues es su fuente de alimento.

La disminución de sus poblaciones trae consigo complicaciones para la supervivencia de animales, pues estas palmas, como otras especies de plantas nativas, son parte fundamental de la dinámica de nuestros bosques nublados por su importancia para los animales, para cuidar el suelo y proteger el agua.

Fuente: El Telégrafo – Nota original: LINK