Las pruebas para diagnosticar COVID-19 no se distribuyen en el país de manera uniforme. Morona Santiago y Galápagos registran más exámenes PCR por persona, mientras que las provincias peor testeadas son Santa Elena, Chimborazo y Los Ríos. Así lo muestra un análisis realizado por EL UNIVERSO a las cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública (MSP).

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Créditos: Covid-19 - El Universo

En Morona Santiago se procesaron 51 pruebas por cada mil habitantes hasta el jueves pasado y en Galápagos, 45. En contraste, en Santa Elena se procesaron 9; y en Chimborazo y Los Ríos, 11. Les siguen Guayas y Manabí, con 14 pruebas por cada mil habitantes.

La diferencia entre Morona Santiago y Santa Elena es casi de cinco a uno. Es decir que por cada cinco moroneses que tuvieron la posibilidad de acceder a una prueba PCR, apenas un santaelense pudo tenerla. Esto, pese a que la provincia costera sufrió una mayor afectación del virus, sobre todo a inicios de la pandemia.

Este Diario realizó el análisis con base en el número de exámenes positivos y negativos publicados por el MSP en cada provincia. No se pudieron tomar en cuenta los resultados «probables», que se obtienen cuando una prueba no es concluyente, pues el Ministerio ya no publica esa cifra. Tampoco da a conocer cuántas muestras se han tomado por provincia.

EL UNIVERSO solicitó una entrevista a las autoridades del MSP, pero no pudo ser atendida hasta el cierre de esta edición.

El apoyo privado

La iniciativa privada ha sido clave en el testeo de Morona Santiago y Galápagos. Universidades, organizaciones sociales y empresas privadas han colaborado con especialistas, equipos e insumos para hacer pruebas en esas provincias.

En Morona Santiago, la Universidad de Las Américas (UDLA) y la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) trabajaron junto al MSP para realizar pruebas sobre todo en las comunidades indígenas shuar y achuar, señaló el gobernador de esa provincia, Juan León.

El testeo en todos los cantones de Morona Santiago está por encima del promedio de todo el país, menos en dos municipios: Huamboya y San Juan Bosco. Sobre esto León manifestó que «la orientación de las pruebas ha sido a los lugares donde mayor cantidad de casos se tiene».

El docente de la UDLA, Esteban Ortiz, participó en ese testeo. El programa alcanzó a comunidades indígenas aisladas, en medio de la selva. Los especialistas llevaban los kits de las pruebas por vía terrestre hasta donde se podía y luego, en bote o avioneta. Así lograron contactar a comunas pequeñas, de unos 50 miembros. En algunas, cuenta Ortiz, todos estaban contagiados.

«Imagínate en una de estas comunidades donde ni siquiera tienes médico rural, sino un médico itinerante, que se va a la una, se va a la otra. No se puede contener una pandemia con un médico que está yendo en bote a una comunidad cada dos días», manifestó.

En Galápagos, un laboratorio dedicado a la vigilancia de especies invasoras fue adaptado para también realizar exámenes de coronavirus en la población. El plan contó con la ayuda de empresarios, operadores turísticos y universidades privadas.

Gracias a ello se han podido procesar un poco más de 5500 exámenes PCR en el archipiélago, señaló el presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, Norman Wray. La cifra dista mucho de los resultados publicados por el MSP, según los cuales se procesaron 1500 pruebas en esa provincia hasta el viernes pasado.

Wray explicó que la información recabada en el monitoreo de Galápagos está migrando al sistema del MSP. «Se van a equiparar en las próximas semanas», señaló.

El represamiento

Los reportes del MSP mostraban hasta el viernes pasado que había 67 510 pruebas represadas a nivel nacional, correspondientes a muestras tomadas que aún no contaban con un resultado en las estadísticas oficiales.

Esteban Ortiz señaló que existe un cuello de botella en la carga de los resultados en la plataforma de vigilancia epidemiológica del MSP, llamada Viepi.

Explicó que en ese sistema hay que crear una historia digital de cada persona testeada y que quienes se encargan de eso generalmente son funcionarios del MSP. Cuando el laboratorio ya tiene el resultado, indicó, hay que buscar esa ficha para introducir los datos, pero no siempre está lista.

Esto afecta al reporte de los casos al Ministerio y en consecuencia a las estadísticas que este maneja, pero no a la entrega del resultado al paciente, puntualizó el especialista.

Estrategia, pruebas y control

Para Ortiz, el testeo no es más importante que el control a los contagiados. «Puedes hacer un millón de pruebas, pero si no hay vigilancia epidemiológica y no hay control, eso no sirve de nada», argumenta. Las pruebas sirven solo si quien obtuvo un resultado positivo se aísla y comunica a sus contactos para que también tomen medidas para no dispersar el virus.

El epidemiólogo Daniel Ruiz, docente investigador de la Universidad Andina Simón Bolívar, afirma que la aplicación de exámenes debe responder a una estrategia; no se debe hacer de manera irracional.

Lo mejor, apunta, es realizar estudios con pruebas de anticuerpos para conocer cuántas personas ya han contraído la enfermedad en una comunidad y, luego, hacer exámenes PCR a los casos sospechosos, personas con síntomas o que han tenido contacto de alto riesgo con un contagiado.

Si se hacen pruebas PCR indiscriminadamente a toda la población, advierte Ruiz, habrá muchos falsos positivos y negativos. «Es lo que pasó con los futbolistas del Barcelona y del Flamengo», señala.

Nota Original: El Universo – LINK