El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, continúa bajo presión, pese a que revocó la reforma del sistema de pensiones que detonó una ola de violentas protestas.

EFE

Las confrontaciones que entran hoy al séptimo día registran 27 muertos -uno de ellos es un periodista-, centenares de heridos, saqueos y destrucción de comercios.

Ortega buscó el domingo aplacar la furia de las calles revocando los aumentos en las contribuciones obreras y patronales del fondo de pensiones que administra el Instituto Nicaragüense del Seguro Social (INSS).

Los incrementos fueron la chispa que encendieron las protestas iniciadas por un grupo de estudiantes, el pasado miércoles, que se extendieron a otros sectores de la sociedad.

El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), que fue aliado de Ortega en sus 11 años en el poder, ayer mantuvo la convocatoria a una marcha contra el Gobierno.

Las manifestaciones de los estudiantes son apoyadas por los barrios, obreros y jubilados inconformes por la corrupción que ven en el Gobierno y el deterioro en sus condiciones de vida.