Empezó a enfermarse más seguido, frecuentemente le daba fiebre, tuvo neumonía y sus defensas bajaron. En el hospital le practicaron las pruebas de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y dieron positivo, cuenta su abogado. Luego le hicieron un examen rectal, con el que confirmaron que el niño de 8 años había sido violado.

Shutterstock

Al inicio no quería decir lo que le sucedió. Después se animó y les confesó a sus padres que un chofer del expreso lo habría violado, cinco veces, en los baños del Instituto Rita Lecumberri, en el norte de Guayaquil. Aquello ocurrió en los primeros meses del 2014.

“Que lo había metido al baño, que le baja los pantalones y lo penetraba”, fue parte del testimonio del niño, que ahora tiene 11 años. Él además de vivir el horror de aquellas violaciones tiene que batallar con los estragos del VIH que le contagiaron. No había denunciado porque su agresor lo amenazaba con matarlo a él y a la familia, se dijo.

Este es un nuevo caso de violación en planteles educativos que salió a la luz en las últimas horas y que se suma a los cerca de cien casos que se han conocido en el país en estos días.

El progenitor denunció el hecho a la Fiscalía en julio de 2014. Se abrió un proceso penal por el presunto delito de violación, pero tres años después aún no hay sentencia en este caso, dice Abdalá Bucaram Pulley, quien el viernes último asumió la defensa del menor junto con Pedro Granja.

Ambos conocieron el caso porque el padre del niño habría buscado a Bucaram para que lo ayudara, ya que supuestamente sentía que la justicia no llegaba, sobre todo porque en una audiencia habría visto como abogado defensor del acusado a Eduardo Franco Loor (quien defiende al vicepresidente –sin funciones– Jorge Glas).

Franco Loor dijo ayer que él ya no sigue la defensa –desde hace unos meses– del chofer implicado en la violación del niño. El padre del afectado tiene miedo, dice Bucaram.

Fuente: El Universo