La presidenta de la Asamblea Nacional, Elizabeth Cabezas, aprovechó el Día del Niño para entregar una copia del Tercer Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos del Niño relativo a un procedimiento de comunicaciones, que el Parlamento de Ecuador aprobó por unanimidad. Este protocolo permite que todo niño, sin intermediación de un adulto, pueda denunciar en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la vulneración de sus derechos.

El Telégrafo

“Entregamos el trabajo y decisión de la Asamblea Nacional de seguir con la labor intensa para garantizar los derechos, protección e integridad de los niños, niñas y adolescentes.

Los niños son el centro de nuestra preocupación, pero también de nuestra alegría, esperanza y cariño. Son quienes tienen en sus manos lo que nos motiva para trabajar”, dijo Cabezas. En la sesión de este viernes 1 de junio participaron asambleístas y jóvenes representantes de varias provincias.

Andrés Pachala, representante de niños, niñas y adolescentes del Consejo para la Igualdad Intergeneracional, formuló un llamado a escuchar a los niños. “Tenemos mucho que proponer, mucho que decir”, recalcó.

Habló del trabajo infantil y de los índices de violencia, por lo que aseguró que no solo se necesita la promulgación de leyes, sino un cambio de actitud.

Lizbeth Curichumbi, presidenta del Consejo Consultivo de Niños, Niñas y Adolescentes del cantón Colta, pidió que el protocolo aprobado se difunda en los medios de comunicación para que llegue a las comunidades y que los niños sepan cómo y cuándo usarlo. Además, enfatizó que vigilarán que lo que dice el documento se cumpla.

David Bernal habló de bullying. Él tiene 17 años y ahora es representante de la Asociación de Padres y Amigos de las Personas con Autismo del Ecuador. Relató la odisea que vivió desde pequeño a causa de las constantes burlas de sus compañeros y amigos. Él pidió que se tome en cuenta a los niños que sufren este tipo de problemas y que se atiendan sus necesidades.

Karen Carrasco, del departamento de Tolima, en Colombia, está en Ecuador hace ocho años. Ella vive en Lago Agrio. Sin embargo, a pesar del tiempo trascurrido desde que llegó con su familia, aún son solicitantes de refugio. Pidió que se den cursos gratuitos en diversas áreas para descubrir y fortalecer las habilidades y destrezas de los niños y jóvenes.

Además, insistió en que es necesario tener más oportunidades de trabajo para los bachilleres que no pueden ingresar a la universidad.

Pidió apoyo financiero para las entidades que trabajan con jóvenes en movilidad humana y problemas sociales, implementar una casa de refugio para estos jóvenes, sin restricción de documentación y facilitar los trámites de documentación a quienes huyeron de la violencia.

Fuente: El Telégrafo