El presidente de EE.UU., Barack Obama, ultimaba hoy un paquete de medidas ejecutivas para tratar de reducir la violencia causada por las armas de fuego en el país, que desvelará previsiblemente este martes y de las que dijo que "potencialmente salvarán vidas" ante la inacción del Congreso.

«Tenemos que hacer algo en este país para hacer frente a las consecuencias del fracaso del Congreso» a la hora de legislar para evitar que, como ocurre ahora, 30.000 estadounidenses mueran cada año en incidentes con armas de fuego, según explicó en su rueda de prensa diaria el portavoz de Obama, Josh Earnest.

Poco después, Obama se reunió en la Casa Blanca con la fiscal general del país, Loretta Lynch, y el director del FBI, James Comey, entre otros funcionarios y asesores, para recibir una serie de recomendaciones sobre cómo endurecer por decreto el control de la compraventa de armas de fuego.

En unas breves declaraciones a los periodistas desde el Despacho Oval, Obama adelantó que dará a conocer sus medidas ejecutivas «en los próximos días», aunque la mayoría de los medios sostiene que el anuncio será este mismo martes.

Obama explicó que ha recibido «algunas ideas» sobre cómo, a través de su autoridad ejecutiva, su Gobierno puede «marcar la diferencia» para tratar de garantizar que las armas no caen en manos de criminales o de personas con problemas mentales.

Además, afirmó que las medidas que prevé tomar están dentro de su «autoridad legal» como presidente y advirtió que no van a evitar «todos» los tiroteos ni crímenes violentos, pero sí «potencialmente salvarán vidas».

El presidente señaló, asimismo, que su plan ejecutivo es «totalmente coherente» con la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, que recoge el derecho a portar armas.

Obama no dio ningún detalle sobre el tipo de medidas que prevé anunciar, pero, según ha trascendido en los últimos días en varios medios, lo que busca es ampliar los controles de antecedentes al obligar a muchos vendedores particulares de armas a registrarse para estar al mismo nivel que los comerciantes que tienen una licencia federal.

Actualmente, las ventas de armas entre particulares, muchas de ellas en ferias o entornos informales, no requieren una revisión de los antecedentes criminales y de salud mental del comprador, por lo que un gran volumen de adquisiciones escapa al control de las autoridades federales.

Antes incluso de conocer los detalles del plan de Obama, el líder republicano Paul Ryan, que preside la Cámara de Representantes del Congreso, acusó hoy al mandatario de querer restringir el derecho «fundamental» a portar armas que tienen los estadounidenses.

En un comunicado, Ryan criticó el «desdeño» mostrado por Obama, «desde que era candidato» a la Casa Blanca en 2008, por «los estadounidenses que valoran la Segunda Enmienda» de la Constitución.

Obama «actúa como si el derecho a portar armas fuera algo que debe ser tolerado cuando en realidad, como la Corte Suprema reafirmó en 2008, es fundamental», sostuvo Ryan al alertar de que el decreto que prepara el presidente supone «un nivel peligroso de extralimitación ejecutiva y el país no va a tolerarlo».

Al igual que Ryan, la mayoría de los aspirantes a la nominación presidencial republicana para las elecciones del próximo noviembre han anticipado su oposición a las medidas ejecutivas de Obama.

Dos sucesos de 2012 -la matanza de 12 personas en un cine de Aurora (Colorado) y la ocurrida en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut), donde fueron asesinados a tiros 20 niños y 6 mujeres- llevaron a Obama a tratar de sacar adelante medidas para endurecer las ventas de armas de fuego en EE.UU.

El presidente propuso entonces medidas para reformar la legislación al respecto, pero el Congreso ni siquiera aprobó la que generaba más consenso: una mejora del sistema de verificación de antecedentes para impedir que las armas lleguen a los criminales o a las personas con problemas mentales.

Según ha dicho el propio Obama, su mayor frustración como presidente ha sido el fracaso de sus esfuerzos por lograr un mayor control de la venta y posesión de armas en el país.

El detonante para volver a tratar de crear conciencia sobre la necesidad de enfrentar el problema han sido, de nuevo, varios tiroteos masivos en 2015, entre ellos uno con 9 víctimas en octubre en una universidad de Oregón y el de diciembre en San Bernardino (California), donde murieron 14 personas y que se investiga como un «acto de terrorismo».

Este jueves, Obama participará en un foro con ciudadanos abierto a preguntas sobre cómo reducir la violencia causada por las armas, organizado y transmitido por la cadena de televisión CNN en horario de máxima audiencia.